Esta planta tiene un bonito nombre feo: se llama hierbaluisa.
Nos regala pequeños ramilletes de flores que son por fuera blancas y de color azulino por adentro. Cuando me acerco a ella percibo un vago aroma a limonero.
Yo no sabía por qué se llama así la hierbaluisa. En un antiguo libro hallé la explicación: cierto botánico le dedicó la planta a María Luisa de Parma, esposa de Carlos Cuarto -el del Caballito-, una mala pécora cuya fealdad Goya inmortalizó.
A pesar de su nombre -tan bonito, tan feo- quiero a la hierbaluisa. Acaricio con leve roce sus hojas verdinegras, y le digo palabras de consuelo por haber sido dedicada a quien no la merecía. "Tú no tienes la culpa", le repito.
Parece que me entiende, y sus flores, que huelen a limón, me consuelan de la pena que sufro por recibir tantas cosas que no merezco yo.
¡Hasta mañana!..