Toscanini, el legendario director de orquesta, perdía frecuentemente la paciencia. Un día les habló a sus atrilistas, enojado:
-Dios me dice cómo debe sonar esta música, pero ustedes nos estorban.
En efecto, la música es amor vuelto sonidos, y todo amor viene de Dios y va hacia él. Su voz suena en Bach y en Mozart, lo mismo que suena en Sinatra y Piaf, en Lara y José Alfredo.
Yo canto algunas veces. (El Señor ama a quienes cantan bien, y nos perdona a los que cantamos mal). Conozco dos canciones: una es "Amor perdido" y la otra no. Las canto con amigos, después de haber bebido tres tequilas, cuando sale a la boca el sentimiento y el recuerdo se nos viene encima. Pero aun esas canciones -mal cantadas; quizá prostibularias- son un salmo.
En la música, en toda buena música, está Dios. Cantemos todos, aunque cantemos mal. Incluso si cantamos "Amor perdido" estaremos cantando un Laus Deo.
¡Hasta mañana!...