Los dos alumnos disputaban acaloradamente.
Uno sostenía que no existe el infierno.
El otro afirmaba su existencia.
Cansados de discutir sin fruto, determinaron someter la cuestión a su maestro, que era sabio entre todos los maestros.
Fueron a él y le preguntaron:
-¿Existe el infierno?
Él, a su vez, les preguntó:
-¿Existe algún lugar en el que no haya amor ni bien?
-Alguno debe haber -le respondieron.
Y dijo el maestro:
-Ese es el infierno.
¡Hasta mañana!..