Dormía profundamente Einstein cuando a las 3 de la mañana lo despertó una llamada telefónica.
-Estamos en una reunión de amigos -le dijo una voz aguardentosa-, y queremos que nos explique usted la Teoría de la Relatividad.
-Creo que la hora no es oportuna -le respondió, cortés, el célebre científico-. Pero si van mañana a mi oficina en la universidad, podremos hablar de eso.
-Tiene que ser ahora mismo -insistió el de la voz.
-¿Por qué? -preguntó Einstein.
Respondió el que llamaba:
-Porque mañana la Teoría de la Relatividad nos va a importar un soberano cacahuate.
No sé si esta anécdota sea cierta. Si no lo es, merecería serlo.
¡Hasta mañana!...