El campo está lleno de pequeñas criaturas recién llegadas a este mundo.
Las hembras han parido en los corrales y en las madrigueras. Se diría que se pusieron de acuerdo para tener sus hijos todas al mismo tiempo. Veo en el rancho un burrito de poco tiempo de nacido, hecho de asombro y terciopelo; y veo después junto al arroyo un conejito para el que todo es inaugural: el guijarro y la hierba, el sol y el viento.
Hasta la lluvia es niña, mírala. Cae suavemente ahora, y en silencio, como si hiciera de puntillas el camino de las nubes al suelo.
Dicen que el mundo es viejo. Quién lo sabe... A lo mejor es un enorme niño que gira lleno de otros niños. Este burrito es un niño; el diminuto conejo otro, y yo uno más, niño también en permanente asombro por la niñez del mundo.
¡Hasta mañana!..