-Ponga usted las cartas sobre la mesa.
Obedeció.
-Le digo que ponga las cartas sobre la mesa.
Respondió:
-Sobre la mesa están.
-Es cierto. Pero las puso usted volteadas hacia abajo. Es imposible entonces saber qué cartas son.
-Usted no me dijo que pusiera las cartas hacia arriba. Me dijo simplemente:
"Ponga las cartas sobre la mesa". Así lo hice.
-Muy bien. Entonces le digo ahora: "Ponga usted las cartas sobre la mesa, y póngalas volteadas hacia arriba".
-Perfectamente. Así la cosa cambia. Ahora sí ha puesto usted las cartas sobre la mesa.
¡Hasta mañana!...