Me habría gustado conocer al pintor Caneja, español él. Mejor dicho: me habría gustado conocer a su mujer.
Se morían de hambre los dos. No se vendían los cuadros del artista. Pasaron una tarde frente a un restorán que mostraba en el aparador un pollo asado. El pintor lo miró con ansia y exclamó:
-¡Qué diera por comerme ese pollo!
-Pues te lo vas a comer -dijo su esposa.
Cerca estaba el consultorio de un dentista. Le pidió ella que le extrajera dos muelas de oro que tenía. Las limpió y las llevó a la tienda de un joyero.
-¿Cuánto me da por estas muelas de oro?
-300 pesetas por las dos.
-Vengan.
Y el pintor Caneja se comió su pollo.
Me habría gustado conocer a la esposa del pintor Caneja. Esa mujer sabía lo que es el verdadero amor.
¡Hasta mañana!..