Amaba como hablaba: sin pensar.
Creyó que amaba a un hombre, y se casó con él. Dicen que a la salida de la iglesia se había arrepentido ya. En adelante su vida fue un constante sufrimiento.
Mujer casada, se enamoró de varios hombres: de un poeta, de un ingeniero, de su confesor... Pero sólo en el pensamiento le fue infiel a su marido. Ella decía que ni en su corazón ni en su pensamiento una mujer puede mandar.
Si hubiese leído "Madame Bovary" quizá se habría suicidado. A eso la habrían conducido el aburrimiento y sus pecados de imaginación. Pero como no leía novelas no se quitó la vida. Siguió aburriéndose, y cayendo en las tentaciones que creaba su fantasía.
Murió antes que su esposo, y en el lecho de muerte le pidió perdón. Él no supo de qué, y el resto de sus años vivió atormentado por la duda. La historia es triste. Pero hay tantas historias tristes que una más no importa.
¡Hasta mañana!..