Jean Cusset, ateo con excepción de la primera vez que escuchó "La Pasión según San Mateo", de Bach, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-En la Naturaleza no hay premios ni castigos: sólo hay consecuencias. Por lo que hace a los hombres, podemos dejar de creer en el Cielo y en el infierno, pero no podemos ignorar que nuestros actos, aun los más innocuos, tienen siempre un efecto, un resultado.
-Si hay justicia -siguió diciendo Jean Cusset- (y tendrá que haberla al fin de cuentas), nuestras buenas acciones nos producirán efectos buenos, y nuestra maldad traerá consigo malas consecuencias para nosotros mismos. En este mundo nosotros mismos fabricamos el Cielo y el infierno.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!..