Entre las hormigas había una que se pasaba cantando todo el tiempo.
Y entre las cigarras había una que todo el tiempo se lo pasaba trabajando.
Eso molestaba tanto a las cigarras como a las hormigas, pues la conducta de sus compañeras violaba el orden social en que vivían las dos especies. Así, se juntaron, y después de larga deliberación acordaron que la cigarra trabajadora se iría a vivir con las hormigas, y que la hormiga cantora viviría con las cigarras.
Sucedió, sin embargo, algo muy extraño: entre las hormigas, a la cigarra trabajadora le dio por cantar, y entre las cigarras a la hormiga cantora le dio por trabajar.
Entonces ambas fueron expulsadas del seno de sus respectivas sociedades.
-¿Por qué nos expulsan? -preguntaron las dos.
Y respondieron a coro todas las hormigas y todas las cigarras:
-¡Por individualistas!
¡Hasta mañana!..