Este año los nogales del Potrero hicieron huelga general.
El nogal grande, a cuya sombra le ponían el sillón de la sala al tío Nacho, impedido ya de caminar, para que conversara con los viandantes, tampoco entregó fruto. Es la primera vez, dicen los viejos, que el árbol no da nueces. Y añaden que ya nada es como antes.
Se quejan las ardillas y los niños. Pero yo digo que también los árboles tienen derecho a descansar. A lo mejor este fue el año sabático de los nogales. Digamos que cumplieron su tarea aportando sus frondas al paisaje. Los hombres, que nada aportamos a él, no tenemos derecho a protestar.
Vendrá el próximo año, y la nogalera regresará al trabajo. Tendremos entonces abundante nuez para los niños y para las ardillas. Las mujeres harán en sus cocinas la "nogada de nuez", sabrosísima pese a su redundancia. Y todo volverá a ser como antes.
Todo vuelve siempre a ser como antes.
¡Hasta mañana!..
