Antes, las mujeres que hacían las tortillas en el Potrero aplaudían al hacerlas.
Le aplaudían a Dios por haber hecho la vida.
Le aplaudían a la tierra, al agua, al sol y al viento, que habían hecho al maíz.
Le aplaudían a los hombres que habían sembrado la semilla, y habían cultivado la labor, y habían recogido la cosecha.
Y se aplaudían ellas mismas por haber desgranado las mazorcas, y haber preparado el nixtamal, y haberlo molido en el metate, de rodillas, y haber hecho los testales, y haberles dado forma entre sus manos para hacer esa hostia, la tortilla, y cocerla en el comal.
Esos aplausos de las tortilleras eran como una acción de gracias. Los oigo en la memoria, y me parece estar oyendo una oración.
¡Hasta mañana!...