Hay en el pequeño cementerio de Abrego una tumba.
“No sé si creí en Dios. Pero creí en la vida siempre, y
quizá es lo mismo. En las mil manifestaciones de la vida yo
vi a Dios, y en la vida encontré su eternidad porque la vida
no acaba jamás. ¿Cómo puede la vida tener muerte? No termina
jamás la vida, nunca. Se transforma tan sólo. Yo lo
aprendíenlanaturaleza: seva laprimaveraylleganlos fríos
del invierno, pero se va el invierno y renace otra vez la primavera.
Eseritmodevida lopudeaprender,porquelo vi. Quizá
hay otro que no conozco y que ahora no puedo entender.
Quizá al invierno de la muerte ha de seguir una primavera
de resurrección. No lo sé, pero lo siento en el fondo de mí. Y
el sentimiento es a veces la formamejor de la sabiduría.
Enesatumbadelpequeñocementerio deAbregohayuna
pregunta.
Quien ahí duermeconoce la respuesta ya.
¡Hasta mañana!..