“Éste era un gato, con los pies de trapo, y los ojos al revés.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?”.
María Ángela, mi nieta más pequeña, responde ansiosamente:
-Sí.
“Éste era un gato, con los pies de trapo, y los ojos al
revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Y ella, con una sonrisa:
-Sí.
Sus hermanos se desesperan. Le ordenan con enojo:
-¡Dile que no! ¡Dile que no!
Pero María Ángela, feliz, insiste:
-¡Sí, sí!
Y yo, feliz como ella:
“Éste era un gato, con los pies de trapo, y los ojos al
revés. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?”...
¡Hasta mañana!..