El Señor les prohibió a Adán y Eva que comieran el fruto del árbol que estaba en medio del huerto.
Ellos comieron, claro. ¿Qué otra cosa podían hacer los pobrecillos? Las prohibiciones son para desobedecerse, y ellos desobedecieron. Si Dios les hubiese prohibido coleccionar timbres postales, nuestros primeros padres habrían sido los primeros filatelistas.
Le dijo el Espíritu al Creador:
-Acabas de inventar el pecado original.
-Ésa no es invención mía -negó el Padre-. El pecado original lo inventarán los profesionales de la religión. Ellos tienen más imaginación que yo para inventar pecados.
¡Hasta mañana!..