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MIRANDO A FONDO

Los votos de la ira

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

LA JORNADA ELECTORAL en

el Estado de Durango del pasado

4 de julio se convirtió

en una reacción entre la población

que represento, entre

otras cosas, unos resultados

no esperados según las

diversas encuestas y las esperanzas

de los partidos,

muy especialmente las del

PRI. Lo único notable de la

jornada, fue el saldo blanco

dentro del cual se desarrolló

el proceso electoral no obstante

el miedo y ambiente de

violencia e inseguridad que

domina el Estado.

DURANGO ES UN CASO

ESPECIAL en donde la fuerza

de la ira y la frustración

se volcaron en las urnas

electorales. Si Herrera Caldera

perdió, como parece

ser, no es precisamente su

culpa como candidato; culpa

fue de las maneras y modos

como se seleccionó al candidato

desde las oficinas del

viejo Palacio de Zambrano,

que finalmente dividió a las

huestes priistas, y además,

no se supo tampoco aglutinar

a esas fuerzas que deben

concurrir cuando se quiere

tener una buena gobernabilidad.

EN EL CASO DE OAXACA

Y PUEBLA los resultados son

el producto del hartazgo de

la población frente a gobernadores

que representaron

lo más negro de los cacicazgos

y que causaron el desgaste

del PRI y de los que éste

no quiso o no supo deslindarse

en tiempo. Si lo vemos

desde otro punto de vista, el

optimista, es posible que finalmente

haya ganado el tricolor

con estos resultados,

pues le permitió deshacerse

de elementos con sus camarillas

que ya no tienen cabida

en el tipo de partido que

está estructurando Beatriz

Paredes.

LOS RESULTADOS del 4

de julio le dan al PRI una sobrada

mayoría en los gobiernos

de los estados, casi todos

los congresos locales, triunfos

muy importantes en los

ayuntamientos, capitales de

los estados y además significativos

triunfos en ciudades

importantes por su economía

y fuerza política.

EN ESTE PUNTO habría

que resaltar a Baja California,

Estado que técnica y

materialmente fue rescatado

para el PRI. Y es que en

los municipios de Mexicali,

Tijuana, Rosarito, Ensenada

y Tecate, la ciudadanía se

cambió del PAN al PRI. Esto

después de casi veinte años

de una férrea hegemonía de

los azules por aquellas latitudes,

hasta que finamente

el mismo ejercicio del poder

los desgastó. Habrá que recordar

que fue precisamente

por Baja California, con

Ernesto Ruffo, que el PAN

entró a las ligas mayores de

las gubernaturas para llegar

hasta donde está hoy: en la

Presidencia de la República.

ESO DE LAS ALIANZAS

POLÍTICAS es como el sexo

fuera del matrimonio: va

contra todas las reglas morales,

de urbanidad y la ética,

pero es muy popular y

efectivo. Y divertido.

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