EN UNO DE SUS YACaracterísticos desplantes ante los medios, el cardenal de Guadalajara José Sandoval Íñiguez, se lanzó en contra de los ministros de la Suprema Corte de Justica de la Nación, acusándolos de haber sido "maiceados" para avalar la reforma jurídica de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, en el sentido de instituir los matrimonios entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que estas parejas adopten hijos.
EL CALIFICATIVO DE ‘MAICEADO’Viene de lejos. Así se expresaba el general Porfirio Díaz, cuando se quería referir a algún político resentido y que criticaba a su régimen decía: "Ese pollo quiere maíz". Esto es, quiere dinero o una posición política.
SIN ENTRAR A DISCUSIÓN Sobre la procedencia, legalidad o ilegalidad de este tipo de matrimonios, sí es muy conveniente puntualizar una cosa: que el Estado mexicano es laico. Desde las debatidas Leyes de Reforma de 1857, el Estado y la Iglesia (ahora las iglesias) fijaron sus linderos. Estas Leyes de Reforma inspiradas por Don Benito Juárez, no hicieron otra cosa que confirmar lo que ya pregonaba Jesús de Nazareno hace 2000 años en el Nuevo Testamento: "Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César", cosa que ha sido muy difícil de entender y respetar históricamente por parte de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
EL CARDENAL Juan Sandoval Íñiguez ha tenido el mal gusto de dedicarse estos últimos años, a hacer declaraciones desafortunadas, ayunas de inteligencia y de la prudencia que reclama su ministerio. El último de sus exabruptos rebasó los límites de la razón y la cordura. Palabras más palabras menos, acusó a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de haber sido "maiceados", en otras palabras, que fueron corrompidos con dinero para avalar los matrimonios gay.
NI TARDO NI PEREZOSO El jefe de Gobierno del D.F., Marcelo Ebrard, ya puso en juego toda su maquinaria política y sus relaciones con diversos grupos ciudadanos, para presentar una denuncia formal por difamación e interferencia del cardenal en los asuntos que son del exclusivo y único resorte del Estado mexicano, en los que las leyes vigentes prohíben intervenir a las iglesias.
DE INSTAURARSE UN JUICIO Penal en contra del cardenal, éste se verá en la necesidad de probar de manera indubitable ante el juez de la causa: que los ministros sí fueron sobornados; la manera como fueron sobornados; qué personas los sobornaron; con cuánto dinero los "maicearon", en qué lugar los sobornaron, quiénes les entregaron el dinero o en qué cuenta bancaria les fue abonado el soborno, etc. etc.
COMO SE Podrá ver, el paquete que tiene por delante el cardenal Sandoval Íñiguez es del mismísimo tamaño que el de la Catedral de Guadalajara.
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