"¿Quieres monogamia? Cásate con un cisne".
Nora Ephron
La ya clásica frase de la novela
De Nora Ephron, llevada al cine por Mike Nichols, no es ni siquiera cierta. Durante mucho tiempo hemos sabido que los mamíferos no son monógamos. Los primates, nuestros parientes más cercanos, son de hecho abiertamente promiscuos. Pero una parte importante de la sociedad, en busca de ejemplos de monogamia en la naturaleza, había señalado a los cisnes y a otras aves como muestra de una admirable fidelidad.
En su libro
; W.H. Freeman and Company, 2001) David P. Barash y Judith Eve Lipton revelan que los cisnes, así como otras especies de aves con comportamientos monógamos, no son tan fieles como se pensaba. Las pruebas de ADN permiten hoy saber que entre el 10 y el 40 por ciento de las aves con comportamientos monógamos, como los cisnes, tienen crías engendradas por un macho que no es parte de la pareja.
La monogamia es casi desconocida entre los mamíferos. La única especie que presenta comportamientos monógamos es la humana. Pero aun entre nosotros la fidelidad, como el celibato entre los sacerdotes, es más un esfuerzo que un comportamiento generalizado. Los autores de
Distinguen, de hecho, entre una monogamia social, esto es, la que se presenta en los comportamientos externos de la pareja, y una monogamia sexual que difiere mucho de aquella.
Las aves tienen un comportamiento significativamente más monógamo que los mamíferos y en particular que los primates. La razón es que, como los seres humanos, las aves requieren de una participación activa e intensa del macho en el cuidado de las crías. Esto las obliga a mantener una relación de pareja por lo menos durante el periodo de crianza. El descubrimiento a través de pruebas de ADN que un número muy alto de esas crías son producto de relaciones fuera de la pareja revela que las aves no son más fieles que los seres humanos.
Diversas encuestas de opinión en Estados Unidos señalan que entre 25 y 50 por ciento de los hombres y alrededor del 30 por ciento de las mujeres han tenido cuando menos una relación extramarital en su vida. Las cifras de otros países seguramente son distintas, ya que las condiciones sociales parecen ser un factor crucial en esta situación. En los países árabes, donde la presión social contra las mujeres para evitar el sexo extramarital es enorme y violenta, la prevalencia de esta conducta parece ser radicalmente menor. Pero esto simplemente subraya que la monogamia es una conducta impuesta por la sociedad y no que los humanos asuman como parte de su naturaleza.
Barash y Lipton apuntan que la promiscuidad en muchas especies es consecuencia de factores evolutivos. Lograr una máxima dispersión de sus genes representa una enorme ventaja evolutiva para los machos. En cambio las hembras, especialmente en aves y seres humanos que requieren de un prolongado esfuerzo de crianza, necesitan buscar una relación que permita dar protección a las crías. Pero aun ellas suelen buscar una aportación genética competitiva de otros machos sin abandonar la relación de pareja.
Si bien la relación monógama entre los seres humanos se mantiene más por presión social que por convicción, cuando las parejas llegan a una edad avanzada esas relaciones se convierten en costumbre entrañable y amorosa. Cuando el sexo ya no preocupa, la relación de pareja se fortalece. Las aventuras o los deseos del pasado ya no hieren o inquietan. Lo único que queda es esa pareja a quien uno conoce a fondo y que proporciona compañía y solaz.
La economía nacional creció más de lo esperado en el primer trimestre del 2010: 4.3 por ciento contra el mismo periodo del año anterior, en buena medida por el impulso del sector externo. En marzo, el indicador global de la actividad económica, IGAE, aumentó 6.9 por ciento. El rebote después del desplome de 2009 está siendo muy fuerte.