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Mordidas de perros, frecuentes

Necesidad. Como no se cuenta con el espacio adecuado, el Departamento Antirrábico cita a los dueños del animal agresor dos veces durante un periodo de diez días para valorar sus condiciones; el problema es que los propietarios no colaboran pues sólo lo llevan en una ocasión o simplemente no atienden el llamado.  EL SIGLO DE TORREÓN / MARÍA ELENA HOLGUÍN

Necesidad. Como no se cuenta con el espacio adecuado, el Departamento Antirrábico cita a los dueños del animal agresor dos veces durante un periodo de diez días para valorar sus condiciones; el problema es que los propietarios no colaboran pues sólo lo llevan en una ocasión o simplemente no atienden el llamado. EL SIGLO DE TORREÓN / MARÍA ELENA HOLGUÍN

MA. ELENA HOLGUÍN

Contar con una perrera municipal serviría para tener un mayor control en los casos de agresiones de los animales a las personas, aunque otra parte de este problema de salud tiene que ver con educación.

Fernando Alvarado, responsable del Departamento Antirrábico del Centro de Salud Isauro Venzor, refiere que hasta septiembre del año pasado se habían recibido más de 300 agresiones.

A partir de este año, la cifra se repartió entre las 27 unidades periféricas de salud ubicadas en colonias populares, que comenzaron a captar estos casos que hasta entonces se concentraban en el Departamento Antirrábico.

La incidencia se mantiene porque con mucha frecuencia acuden personas mordidas a todas estas unidades de salud.

De existir una perrera municipal, los perros agresores permanecerían en cautiverio mientras se observa su estado de salud y se descarta cualquier transmisión de virus a la víctima, incluido, por supuesto, el de la rabia.

De acuerdo con la norma, si el animal no muestra signos de padecer esta enfermedad en un periodo de diez días, debe ser desparasitado y vacunado antes de ser dado de alta.

En caso de que dé positivo, el agredido debe recibir un tratamiento de vacunación y suministro de defensas al paciente, para descartar cualquier posibilidad de que contraiga la rabia.

La perrera serviría también para captar a los animales que se encuentran en la calle, y en colaboración con agrupaciones civiles y organismos protectores de animales darlos en adopción, de manera que el sacrificio no sea la única alternativa.

Si bien las campañas de vacunación masiva han servido para reducir al máximo los casos de rabia, el riesgo prevalece si se considera la gran cantidad de población canina que permanece en las calles, la cual se multiplica cada día por la irresponsabilidad de quienes en un principio adquieren una mascota pero luego se deshacen de ella echándola a la calle.

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Escrito en: Centro antirrabico GP

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