A medias. En el suelo y de pie, ciudadanos esperaron por horas la atención de los regidores. Pese a las deficiencias que aún tiene el inmueble, los trabajos se suspendieron ayer por falta de pago a la constructora. Ventanilla Universal. Por lo menos tres semanas se quedarán sin hacer trámites en esta oficina. EL SIGLO DE TORREÓN / SERGIO REYES
El cambio de oficinas municipales de la Presidencia Municipal, "repartidas'' ahora en diversos puntos de la ciudad, ha causado estragos en la población.
Hasta en el suelo, ciudadanos esperaron sentados ayer a los regidores en sus nuevas oficinas de la avenida Escobedo y calle González Ortega. Y es que sin sillas, sin baños, con un intenso calor que remoja la ropa, algunos mejor se cansaron y se fueron.
Las secretarias están prácticamente hacinadas en algunos de los cubículos, sin aire, sin el sistema de cómputo y sin servicio telefónico.
Los vendedores en triciclos, de tacos, frutas y aguas frescas, que estaban afuera del edificio de Matamoros y Galeana, poco a poco van llegando a la nueva dirección, pero no tienen un árbol dónde protegerse del sol.
Y en Independencia 75 oriente donde se encuentra Desarrollo Urbano y un pequeño módulo de Ventanilla Universal, la situación no es diferente. Tampoco hay sillas para la gente, no hay aire a la entrada y los ciudadanos tienen que esperar a ser atendidos porque los funcionarios acomodan aún sus escritorios y expedientes.
En este edificio funciona Desarrollo Urbano y cinco áreas que le dependen como Administración Urbana, Ingeniería de Tránsito y Planeación Urbana. Al lugar es muy fácil llegar en camión, pero en vehículo, el problema es el estacionamiento.
Pero en el antiguo Banco de México, ubicado en el Centro Histórico, a donde acude la gente a pagar sus impuestos, literalmente el sudor a chorros agobia a los contribuyentes.
Desde la semana pasada no hay aire acondicionado porque el sistema general se descompuso. Repararlo cuesta alrededor de 2 millones de pesos y como nadie autoriza, los empleados se la pasan con ventiladores y son los ciudadanos los que sufren las incomodidades.
En el antiguo Banco de México no hay sanitarios públicos y sigue sin funcionar el elevador, por lo cual los ciudadanos tienen que utilizar las pesadas escaleras del primero hasta el cuarto piso.
Ahí cerca a sólo diez metros de distancia, en Atención Ciudadana, un departamento antes lleno de personas que acudían a pedir ayuda en algún problema o servicio ahora no van. Es que la sala de espera se instaló en lo que antes era el patio de un edificio y el calor es insoportable.