Daños. Un miembro de los equipos de rescate camina sobre las ruinas de una casa destruida. EFE
El volcán más volátil de Indonesia arrojó otra nube de gas candente, al tiempo que socorristas recogían más cadáveres de una aldea devastada por las erupciones, elevando la cifra de muertos a 240.
La explosión siguió a una similar la víspera. No se han reportado nuevas muertes de las últimas erupciones, que se limitaron a la zona que ya ha sido evacuada.
El volcán ha arrojado constantemente cenizas -y ocasionalmente torrentes de rocas, gas y lava- desde que volvió a la vida el 26 de octubre tras años de inactividad. Pero varios días de actividad reducida han hecho que científicos adviertan que el volcán sigue siendo peligroso y que aún se registran temblores a su alrededor.
Las más recientes explosiones confirman eso. Lesto Kuswanto, funcionario en un puesto de monitoreo en la montaña, dijo que una nube ardiente se deslizó hasta 3 kilómetros del cráter ayer.
Científicos de Japón, Estados Unidos y Francia viajaban hacia Indonesia para estudiar los datos del Merapi y compartir sus experiencias, en momentos en que los expertos tratan de figurar lo que el volcán va a hacer, de acuerdo con Surono, el principal vulcanólogo del estado.
La Agencia Nacional de Manejo de Desastres informó en Internet que los muertos tras estas dos semanas de erupciones habían pasado de 206 a 240. La cifra seguía subiendo a medida que más gente moría por las quemaduras sufridas, además que el gobierno incluye en el conteo a los que fallecieron por problemas respiratorios, ataques cardíacos y otras enfermedades relacionadas con las erupciones.
