MujerES Plenitud
El sol aun duerme, los sueños continúan para muchos, mientras tanto, María tiene que despertar para preparar su impecable uniforme blanco, acudir al hospital donde trabaja de enfermera y llevar a su hijo a la escuela.
Tenía 26 años cuando decidió ser madre soltera y encarar a la vida. Una mujer como muchas de las 880 mil madres solteras a nivel nacional, según cifras del 2002 del Consejo Nacional de Población (Conapo).
Al año de haber concebido a su hijo por cesárea, su organismo comenzó a expresar un descontento, "comencé a notar más abundante mi sangrado durante mis periodos, pensé 'tal vez es normal', no acudí con el doctor dicen que los médicos y las enfermeras somos los peores pacientes. Con el tiempo fue aumentando, me hice un ultrasonido y el doctor dictaminó que eran miomas, me dijo que iban a vigilarme pero que era seguro que terminara en una histerectomía".
Más que una matriz, como mujer representa algo muy significativo, por ello la tristeza se unió a los síntomas. "Me dio depresión. Pensé ¿cómo va a ser posible que van a quitar la matriz?, entonces lo evadí, seguí sin tratamientos ni nada, con el tiempo iba aumentando el sangrado, el doctor me dijo que era necesaria la operación. Y pues como yo sólo tenía un hijo me dio la opción de embarazarme antes de que me la quitaran, pero yo no me decidí ni por una, ni por otra".
Tener súbitos y abundantes sangrados era suceso diario, no había día que no se preparara el accidente en la ropa y aunque a decir de María algunos días era abundante y otros no, llegó un momento en que el sangrado se incrementó de forma considerable. "Tenía abundantes cólicos. En mi periodo le llamaba a mi jefe y le decía 'tengo el cólico muy fuerte' y ya él me recetaba, hasta que ya fue demasiado y llegué a tener una hemoglobina muy baja (de 7). me sentía mal porque estaba yo sentada y el sangradito seguía, de repente me levantaba y se me venía, llegó un momento en que tuve que usar pañal, me sentía muy incómoda, no salía mucho, y en el trabajo, era horrible, pues usamos uniforme blanco, hubo momentos en que llegué a mancharme mucho y me tenía que cambiar, traía conmigo siempre otro cambio de ropa y ahí fue cuando ya me decidí".
Un solo hijo, madre soltera y con la decisión inminente de quitarle la matriz, la idea de volver a ser madre ya no era opción, "sí quería tener otro hijo, pero ya no se podía, lo que pasó es que era el sangrado tan abundante que se me hizo un mioma dentro de la matriz que fue creciendo. Así que ni intenté otro hijo y como no estaba casada decidí no tener más".
Con 37 años de edad a María le fue retirada la matriz. Aún recuerda que momentos antes pensaba, sólo tengo un hijo, en el momento te da depresión y quise buscar otros métodos, pero ya sabía que no iba a haber solución, y es que analizándolo te cambia el carácter, andas incómoda, no sabes en qué momento se venía el sangrado y dije ya, esto no es vida, además de que gastaba mucho dinero en toallas sanitarias y pañales.
El día llegó y al despertar, era cierto: no había sido un sueño, ya no tenía matriz, y su vida había cambiado. "Cuando me la hicieron, volví a la vida. Yo ya sabía lo que tenía qué hacer pero me resistía. Cuando terminó la cirugía me empecé a movilizar de inmediato.
"La cesárea es más dolorosa, me dolió más la cesárea que la histerectomía. Yo sola me pasé a la cama, no era tanto el dolor y al día siguiente me fui a mi casa, hay un dolor mínimo. A los ocho días me quitó los puntos y volví a la vida.
Las cicatrices de María, son visibles algunas, pero otras no. "Tengo 15 centímetros de cesárea y de la histerectomía tres incisiones de un centímetro". Las otras no tienen nada que ver con su ahora extinta matriz.
LAPAROSCOPÍA VS. CONVENCIONAL
La cirugía laparoscópica se realiza en la región desde 1993, que en aquellos años la operación tardaba entre ocho y nueve horas. Hoy, se realiza con una técnica que ha permitido reducir el tiempo, de modo que la paciente dura en el quirófano sólo una hora en promedio. Como en toda cirugía, hay riesgos. El procedimiento se lleva a cabo mediante pequeñas incisiones en el abdomen, a través de las cuales se extrae el útero en pedazos pequeños. Después de una histerectomía laparoscópica, la recuperación requiere menos tiempo que la histerectomía abdominal o vaginal.
Por lo general, para la cirugía se introduce un troquel y se hace una incisión en el ombligo y por medio de la cámara se observan todas las imágenes, usualmente se introducen otros dos troqueles si se va a hacer una histerectomía, si se extirpara un quiste o adherencias, así como miomas, con una navaja giratoria. (Se han extirpado miomas hasta de un kilo). Todas las cirugías ginecológicas se pueden realizar por esta técnica.
Ventajas:
Resulta más estética.
Menos invasiva y menos dolorosa.
Cortos tiempos quirúrgicos.
Menor riesgo anestésico.
Menor riesgo de infecciones.
Menor riesgo de dejar objetos en el abdomen.
Recuperación en menos de 24 hrs.
Desventajas:
Riesgo de infección.
Sangrado.
Lesiones en las estructuras pélvicas.
Candidatas de peso:
Con la cirugía laparoscópica disminuye
la morbilidad en las mujeres con
sobrepeso, quienes en la cirugía convencional tienen riesgo de formar hernias o infección.
Las mujeres obesas tienen una recuperación extraordinaria.