"INFECCIONES VAGINALES"
Una mujer, durante su ciclo menstrual, elimina permanentemente flujo vaginal que contiene la flora de microorganismos que convive en la vagina.
Si bien, la cantidad puede variar de acuerdo a cada persona, algunas cualidades de este flujo son comunes entre las mujeres, como es no presentar olor, ni picazón ni manchar verde la ropa. Antes de la ovulación su aspecto es cristalino (como la clara de huevo) y ligoso, mientras que después de ella, se torna más espeso, oscuro y adherente.
Cuando este flujo cambia de características, puede ser la primera señal de alerta de que se está en presencia de una patología o infección vaginal, comprendida ésta como una descarga vaginal diferente denominada leucorrea.
Por ello, es fundamental que se consulte al ginecólogo, que para orientar el estudio debe imponerse de los síntomas que se presentan y de otros antecedentes tales como el uso o no de anticonceptivos, la existencia de una relación sexual riesgosa o el uso de antibióticos.
Las leucorreas se clasifican en infecciosas o no infecciosas según el germen, parásito o patología que las provoca. En las primeras se encuentran la vaginosis bacteriana, por hongos, las chlamydias, la gonorrea y las tricomonas, las tres últimas (enfermedades de transmisión sexual). En las segundas se ubican la fisiológica, por ectropión y por pólipo cervical.
Algunos diagnósticos se pueden efectuar como la mera observación directa de los genitales de la paciente. Es así como una vulva enrojecida y con presencia de lesiones da señas de que se está en presencia de alguna infección. Para complementar el estudio, generalmente, se realiza una especuloscopia (uso del especulo) con el cual se puede visualizar el interior de la vagina y el cuello del útero.
La presencia de vaginitis -la reacción inflamatoria de la vagina que genera desechos purulentos- también puede dar luces de lo que se trata. De hecho, a mayor inflamación y picazón o ardor, se está en presencia de hongos.
LEUCORREAS INFECCIOSAS
La vaginosis bacteriana es aquella infección donde la presencia de ciertos gérmenes no produce respuesta de parte del organismo, es decir, no hay un proceso inflamatorio (vaginitis). Sus síntomas son mal olor y la descarga de un flujo de color plomizo.
La leucorrea por hongos presenta picazón y un flujo con el aspecto del quesillo.
Tanto las bacterias como hongos que causan estas infecciones son propias de la vagina, es decir, se encuentran ahí pero en equilibrio con la flora vaginal. Cuando factores ajenos producen la destrucción de la barrera defensiva de la vagina, entonces se desatan ambas patologías. Los factores que influyen en ello son el uso de jabón (si se hiciera, debiera ser neutro), la ropa sintética (debe ser de algodón), el uso de protectores diarios, el uso de antibióticos y una inmunodepresión (baja en las defensas generales del cuerpo).
Las tricomonas, en tanto, generan un aumento del flujo verdoso espumoso, la gonorrea provoca un flujo purulento abundante (de color amarillo) y las chlamydias presentan escaso flujo.
La vagina también se puede infectar por el Virus Papiloma Humano, que en el cuello del útero puede dar paso a lesiones premalignas o cáncer. En la mucosa vaginal, el VPH produce condilomas, mientras que en la piel de la vulva, verrugas; ambas no son malignas.
El tratamiento de los flujos vaginales infecciosos no asociados a ETS es unipersonal, mientras que en los otros casos deben ser de la pareja si es que se quiere atacar la enfermedad.
La vaginosis bacteriana se trata con antibióticos en dosis única o con una crema intravaginal de antibióticos. Los hongos requieren de un antimicótico que, actualmente, en una sola dosis son de efecto prolongado.
LEUCORRREAS NO INFECCIOSAS
La infección vaginal por ectoprión, se presenta como flujo normal y se debe a que en algunas ocasiones se producen cambios en la forma del cuello uterino lo que deriva en una mayor exposición de los tejidos internos de éste hacia la vagina. Esto hace que se generen mayores líquidos que se secretan por la vagina.
La infección vaginal por pólipo cervical presenta flujo vaginal con algo de sangrado. En este caso se trata de una lesión tumoral que crece en el cuello del útero y que por ello, genera mayor flujo.
El ectoprión se trata sólo si son muchos sus síntomas y se hace con una cirugía especial, mientras que los pólipos cervicales deben ser extraídos porque en algunos casos pueden ser malignos.
Si el flujo vaginal o leucorrea es recurrente -es decir, se presenta más de cuatro veces en un año a pesar de los tratamientos- deben hacerse estudios adicionales tendientes a obtener cultivos o estudios serológicos.