DOLOR PELVIANO
Más de alguna mujer ha sentido un dolor en su zona pélvica que no puede descifrar. Algunas veces, esa sensación responde a lo que se denomina dolor menstrual, es decir, un dolor normal, no crónico y cíclico (todos los meses) que antecede o procede a la menstruación.
Este dolor es exclusivo de la regla y se le denomina dismenorrea. Su explicación se encuentra en un reflujo del sangrado menstrual hacia las trompas de Falopio y no es síntoma de una patología per se. Sin embargo, existen otros dolores que sí responden a una enfermedad.
El dolor pelviano consiste en una sensación sensorial y emocional desagradable que se relaciona con daño de tejidos potencial o real y se localiza en el área de la pelvis, es decir, la parte anterior del cuerpo desde el ombligo hasta la porción superior de los muslos y la parte posterior desde la cintura hasta la parte inferior de los glúteos.
Este dolor puede ser agudo cuando su duración es menos a un período de un mes y representa un síntoma de una enfermedad determinada o puede ser crónico cuando dura entre 6 o más meses, es acíclico, y en sí es la enfermedad, o sea, no es un síntoma.
Las causas de este dolor pelviano pueden ser múltiples ya sea problemas en los aparatos reproductor femenino, urinario o gastrointestinal, o en los músculos, ligamentos o huesos. Las estadísticas señalan que una de cada siete mujeres lo sufre en su faceta crónica en algún momento de su vida y su mayor incidencia es durante la edad reproductiva de la mujer, es decir, entre los 18 y 35 años.
Entre las causas ginecológicas más frecuentes se encuentran la endometriosis (en un 33 por ciento), adherencias (en un 27 por ciento), miomatosis, adenomiosis, retroversión uterina y congestión pelviana. Un 35 por ciento no presenta ninguna causa ginecológica, es decir, puede ser por diverticulitis o hernias.
Las adherencias son formaciones de tejido fibroso que se producen entre dos superficies, ya sea órgano a órgano, pared a pared y órgano a pared como de ovario a trompa o de trompa a intestino.
Generalmente, se debe a procesos inflamatorios de la pelvis mal tratados o por traumas post quirúrgicos. También se puede deber a una peritonitis, donde las secreciones posibilitan que los órganos se adocen. En algunos casos, las adherencias pueden tener un efecto en la fertilidad de la mujer como cuando dejan atrapada una trompa de Falopio.
El dolor pelviano fruto de adherencias puede ser diagnosticado vía laparoscopía o visualización directa y su tratamiento requiere de una cirugía que libere y seccione todas las adherencias de manera que puedan recuperar la anatomía normal.
La miomatosis responde a tumores benignos que se presentan en una de cada 5 mujeres, es decir, es el tumor más común en ellas. Se caracteriza por la formación de nódulos que se originan a partir de las mismas células musculares del útero por causas desconocidas.
Su ubicación, tamaño y complicaciones determinan su sintomatología, o sea, algunos no provocan dolor y otros pueden provocar hemorragias y dolor. Esto va a determinar el tratamiento a seguir que es cirugía la mayor de las veces.
La adenomiosis es la endometriosis dentro del útero, o sea, el endometrio penetra el músculo del útero y se anida o enraíza. Esto provoca aumento del tamaño del útero y causa mucho dolor menstrual así como menstruaciones abundantes.
En general, la adenomiosis no tiene efecto en la fertilidad de la mujer y es una patología que aparece cuando se transita a la menopausia.
Su tratamiento puede ser con algunas terapias médicas destinadas a controlar la cuantía del sangrado (un DIU medicamentado que hace que el endometrio se atrofie) o la histerectomía, cuando la adenomiosis está difundida por todo el cuerpo.
La endometriosis se puede ubicar en cualquier parte del cuerpo, pero preferentemente lo hace en las fosas ováricas (donde el ovario descansa), en los fondos de saco (zonas donde toman contacto estructuras distintas del abdomen), en los ligamentos útero sacros (suspensores del útero), en los ovarios y trompas de Falopio, peritoneo y apéndice.
Las causas de la endometriosis son varias. Existe una teoría que es la del reflujo menstrual y que señala que gran parte del sangrado sale por la vagina y otra, que lleva las células del endometrio que se implantan, refluye por las trompas. Otra teoría indica que la endometriosis se genera en las mismas estructuras afectadas.
La endometriosis puede tener distintos grados, yendo de 1 a 3, o sea, leve, moderada y severa. La primera -para algunos- correspondería a una manifestación de variación dentro de lo normal (fisiológica), o sea, no genera molestias ni provoca problemas de infertilidad.
La severa o moderada presentan lesiones más importantes, comprenden más órganos y se asocian a mayor compromiso inflamatorio que las que implica una patología adherencial. La endometriosis genera dolor pelviano crónico porque distorsiona la anatomía y produce sustancias pro inflamatorias que son capaces de alterar los mecanismos del proceso de fecundación como un ambiente hostil para la fertilización.
La endometriosis es funcional, es decir, puede haber un sangramiento igual que el que presenta un endometrio normal.
El diagnóstico de la endometriosis es difícil y el tratamiento clásico, pero siempre quirúrgico, depende de si se asocia o no a infertilidad, dolor o ambos. Cuando se debe extirpar una endometriosis, muchas variables entran en juego; cuando la paciente tiene pocos o ningún hijo se es conservador en la cirugía y se busca extirpar sólo los órganos comprometidos.
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