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¡Muy ricos!... en colesterol

Usualmente la hipercolesterolemia se presenta cuando consumimos con frecuencia alimentos ricos en colesterol como el huevo, la carne de cerdo o los mariscos.

Usualmente la hipercolesterolemia se presenta cuando consumimos con frecuencia alimentos ricos en colesterol como el huevo, la carne de cerdo o los mariscos.

Adriana Guadalupe Miranda

Un sinfín de personas no puede imaginar su alimentación diaria sin incluir huevos con o sin tocino, camarones, platillos aderezados con mayonesa o cocinados con manteca de puerco, entre otras comidas que en definitiva son ricas... en colesterol.

Si usted acostumbra desayunar dos piezas de huevo y un vaso de leche entera, ¡cuidado!, su salud podría estar en riesgo. Y es que por más que este menú le parezca delicioso, representa un peligro si se consume de manera continua, debido a su alto contenido de colesterol. Tome nota: un huevo de gallina contiene hasta 500 miligramos (mg) de colesterol por cada 100 gramos (g) de huevo, mientras que un vaso de leche entera (en polvo) alcanza los 120 mg y el tocino 86.

El colesterol es una sustancia que se encuentra básicamente en dos lugares: nuestro cuerpo y algunos alimentos. Desde que el ser humano está en el vientre materno cuenta con él porque la sangre que recibe a través del cordón umbilical incluye grasa. El Médico General Ángel Lara explica que el colesterol se concentra en el tejido adiposo, en la ‘mantequita’ que tenemos debajo de la piel, en el hígado, en los ‘gorditos’ que se forman en el cuerpo, así como en los músculos y en el sistema nervioso.

También existe el colesterol de alta densidad, llamado también ‘bueno’ pues a diferencia del que está incluido en la comida grasosa, éste es más difícil de acumular en el organismo porque no se absorbe. Éste ayuda a que nuestro cerebro y sistemas nervioso y circulatorio funcionen de forma adecuada, y se puede encontrar en todos los omegas (3, 6 y 9), contenidos básicamente en los pescados de agua fría (como salmón y bacalao), así como en los aceites de cacahuate, soya, nuez, avellana, almendras y todos aquellos elaborados a base de semillas.

La grasa es la principal fuente de energía del organismo, es el ‘combustible’ indispensable para desarrollar todas las actividades diarias. Así, nuestro cuerpo cuenta con depósitos normales para esta sustancia, los cuales pasan a través del hígado para ser transformados en grasas buenas, necesarias para un excelente funcionamiento del organismo. “Sin grasa moriríamos, por eso cuando los índices de colesterol están bajísimos puede haber problemas”, señala Lara. Pero como en todo, lo peligroso es el exceso.

QUE NO TE SUBA

Los límites normales de colesterol en el cuerpo oscilan entre 200 y 250 miligramos por dilución (mg/dl). Sin embargo esta medida varía en cada persona, por eso es recomendable valorar de forma individual, pues por ejemplo si una alguien tiene 200 mg/dl pero ya ha dado manifestaciones de hipercolesterolemia (colesterol elevado), debe tratarse. Cabe señalar que de acuerdo con la Licenciada en Nutrición Eliana Ortega, la hipercolesterolemia puede ser heredada, “pero generalmente se puede prevenir y tratar”.

Las manifestaciones clínicas de esta enfermedad inician con hipertensión arterial, que a su vez provoca dolores de cabeza, cansancio, mareos, náuseas y malestar general. Cuando el colesterol rebasa los 250 mg/dl la grasa extra se encamina hacia los bazos, los cuales se van llenando de ateromas, término empleado para referirse a lesiones crónicas de las arterias caracterizadas por la formación de placas amarillentas en la túnica interna, constituidas por depósitos lipídicos (colesterol). “Es como si fuera sarro obstruyendo las tuberías, expone el médico.

Usualmente la hipercolesterolemia se presenta cuando consumimos con frecuencia alimentos ricos en colesterol como el huevo, la carne de cerdo o los mariscos. Desde luego, si sumamos esto a una falta de actividad física, la grasa se acumulará aún más.

Esta complicación no es exclusiva de los adultos, también los niños son susceptibles a padecerla si no se nutren correctamente, lo cual puede afectar su desarrollo, exponiéndolos a convertirse en niños obesos y posteriormente en jóvenes con problemas de hipertensión, diabetes y otras enfermedades cardiovasculares que comúnmente sólo agobian a los mayores de edad.

LA SOLUCIÓN

La Nutrióloga Ortega y el Doctor Lara coinciden en que lo mejor que se puede hacer para prevenir la hipercolesterolemia y sus complicaciones es llevar una dieta balanceada, rica en verduras, frutas y carnes blancas o magras como el pollo (sin piel) o el pescado (principalmente los de agua fría), además de cereales y granos, sin olvidar ejercitarnos con regularidad y beber agua en abundancia. Finalmente, se recomienda a quienes ya tienen altos niveles de colesterol, olvidarse por completo de aquellos alimentos considerados como riesgosos.

No espere a sentirse mal; si usted es una persona sana o con un rango de colesterol considerado normal, valórelo y restrinja el consumo de las comidas grasosas, limitándolas a una vez por semana o menos si es posible.

Correo-e: amiranda@elsiglodetorreon.com.mx

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