Condición. El desempleo y la crisis económica obligaron a algunas familias a recurrir a los hijos para que trabajen y aporten ingresos al hogar, para solventar algunos gastos.
Los fines de semana son poco divertidos para "Adriana", quien sólo ve a las familias que salen a pasear al parque, en familia y a comer. Nunca ha tenido ese "privilegio" porque mientras los demás se divierten, ella tiene que trabajar para ayudar en los gastos de su casa.
A sus 11 años de edad, "Adriana" conoce cada una de las calles del Centro Histórico pues de ello depende regresar a casa con 100 pesos de ganancia, eso en un día bueno.
ECONOMÍA El Día del Niño dejó de ser especial para "Adriana" desde el año pasado, cuando se salió de la escuela terminando el quinto grado; en aquel entonces el único sustento económico de su casa dependía de la venta de tacos de tripitas en la calle, a lo que se dedicaba su papá.
Fue por eso que tuvo que dejar la escuela. Va a hacer un año que su mamá tuvo la idea de vender bolis y paletas de hielo en la Plaza de Armas y en las calles, pero necesitaba de "Adriana" para que vendiera por su lado y así tener un poco más de ganancias.
¿Y LA INFANCIA? "El año pasado que estaba en la escuela la maestra nos compró pastel y nieve, nos pusieron música. Salimos temprano y me fui a la casa para ayudar a preparar las cosas para ir a vender tacos", recordó.
Pero al preguntarle cómo va a pasar el próximo Día del Niño el rostro le cambia con una respuesta obvia: "ese día va a haber mucha gente en el Centro y a lo mejor en el parque, voy a ir a vender".
"Adriana" vive en la colonia Valle del Guadiana desde que tiene memoria; el próximo viernes representa para ella sólo una buena oportunidad de ganar dinero y ayudar a los gastos de su casa. Ahora su papá trabaja como intendente en una escuela secundaria y su mamá como empleada doméstica dos días por semana; su hermano de 15 años también vende helados pero entre todos apenas completan para "vivir al día".
"A veces salgo a jugar con mis amigas, ya casi no. Lo que hago en las mañanas es ayudarle a mi mamá en la casa y más al rato me salgo a vender ya cuando empieza a hacer calor", comenta.
Comenta que lo que hace es recorrer las calles donde hay más comercios y sus mejores clientes son las personas encargadas de los mismos, casi a diario le compran. En la Plaza de Armas se puede ver con su "diablito" y hielera ofreciendo helados a los estudiantes y a las familias que por ahí pasean.
