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Niños agresivos perfilan a abusadores sexuales

Los niños agresivos podrían convertirse en futuros abusadores sexuales si no se les ponen límites.

Los niños agresivos podrían convertirse en futuros abusadores sexuales si no se les ponen límites.

El Universal

Los niños agresivos podrían convertirse en futuros abusadores sexuales si no se les ponen límites.

El psiquiatra Rosendo Romero González, del Tecnológico de Monterrey, aseguró que el desarrollo psicológico del pederasta se da en un ambiente de perturbaciones emocionales que lo hicieron sentir débil y vulnerable y lo llevaron a favorecer la agresividad.

El agresor tiene distorsionado el sentimiento de culpa, sufre una sociopatía que lo imposibilita a sentirla, ya sea porque creció en entornos violentos que interioriza y que luego necesita para desarrollarse, porque fue abusado o por otro evento traumático que no logró sanar.

Expertos clasifican a los pederastas en tres tipos: incidental, depredador y violador, aunque en general usan estrategias similares para acechar a sus víctimas.

Este trastorno antisocial es una enfermedad crítica, explicó el especialista, el pederasta sabe lo que hace, nunca pierde la conciencia y por eso idea estrategias para ocultarse y desarrolla mecanismos de defensa para no sentirse mal consigo mismo.

Existen tratamientos para frenar esta patología, pero con la complicidad, muchas veces, de la familia o una comunidad cerrada en la que se desarrollen es difícil su rehabilitación.

Tipos de pederastas

La pederastia es un tipo de parafilia que se caracteriza por impulsos obsesivo compulsivos que se centran en satisfacer el deseo hacia niños, estos impulsos varían de intensidad en cada individuo trastornado:

1. Incidental o situacional: Habitualmente no tiene relaciones con niños ni las busca, pero en determinado contexto puede traspasar la relación apropiada con el menor. Fantasea cotidianamente y sí puede presentar sentimientos de culpa. Se liga con otros trastornos psicológicos como el obsesivo compulsivo.

2. Depredadores o preferenciales: Son los que tienen más víctimas, desarrollan un mecanismo de justificación a través de razonamientos que hacen compatible con su estructura psicológica, uno de los más socorridos, de acuerdo con Romero González es que es un impulso natural culturalmente incomprendido. Desarrollan una forma de ver el mundo a través del control de personas más débiles que ellos. No sienten culpa.

3. Violador: Canaliza su agresividad contra el otro, al ejercer pleno control y poder a través de la violación. Su placer es dominar y lastimar. Algunos psiquiatras aseguran que su problema no es sexual sino de agresión y abuso.

Al acecho de víctimas

La psicóloga Vicenta Hernández Haddad definió al abuso sexual como "aquella experiencia donde una persona mayor que la víctima, bajo algún tipo de presión, manipulación u hostigamiento, la lleva a que le toquen o le sean tocados los genitales o alguna parte del cuerpo a través de uno o varios de sus sentidos".

La especialista aseguró que con el sólo hecho de transgredir la intimidad sexual se considera abuso.

Los pederastas se valen de diversos recursos para atraer a sus víctimas, pueden aprovechar el lazo afectivo si es con algún familiar, utilizar a sus familiares, como pareja o hijos, para atraer a otros menores.

Los pequeños con baja autoestima enmarcados en un contexto de crisis familiares, económicas e incluso de catástrofes naturales son las víctimas ideales para los abusadores. Las posibilidades de que enganchen a niños seguros de sí mismos son reducidas.

Hernández Haddad aseguró que sin educación sexual aumenta el riesgo, "si desde pequeño le dices al niño que su cuerpo es suyo y que nadie lo puede tocar lo empoderas y sino lo haces le dejas en charola de plata", dijo.

El abusador aprovecha el erotismo de los niños, quienes pueden sentirse gratificados por el placer que experimentaron o por la estima e importancia que recibió. Primero envuelve a sus víctimas convenciéndolo de que no es malo lo que hacen.

Si el menor empieza a resistirse utiliza juegos psicológicos para hacerlo sentir culpable y muchas veces aumenta el nivel de presión llegando hasta la violación.

Traumas sin superar

La experta aseguró que alguien abusa de otro es porque se quedó “atorado” con algo que no pudo resolver y que no puede reconocer. Los procesos para superar crisis no ocurren.

"La sublimación es el mecanismo de defensa en contra de estos shocks emocionales", dijo, pero en los pederastas no suceden.

Las dinámicas familiares disfuncionales donde el apoyo y las demostraciones de afecto son escasas benefician la estructura psicopatológica de la agresión.

En otros casos el incesto y la promiscuidad son otros detonantes ligados a la generación de un pederasta.

El psiquiatra Rosendo Romero González dijo que con frecuencia la víctima de abuso se convierte en abusador; se identifica con el victimario para no sentirse débil.

Los cómplices y el tratamiento

Cuando el abuso se comete dentro de la familia o una comunidad, ocurre la negación como mecanismo de defensa, no se quiere sentir ningún tipo de malestar, el no enfrentarlo puede ser por no buscarse problemas.

Dentro de una organización o secta donde su naturaleza es homogenizar la opinión de los miembros a través de la persuasión, el cambio de actitudes puede ser extremo "liberando a las personas de que se preocupen de lo que los otros crean e incluso de sus propios valores", aseguró Romero González.

Después de la presión física o psicológica, lo importante sólo es seguir al líder, éste logra que no confíen en los demás salvo en él.

"El líder es más importante que lo que transmite, la fe y seguridad que proporciona son suficientes. Usa la manipulación, la culpa, el aislamiento, el engaño, el temor y otras técnicas de alta presión", dijo el psiquiatra.

En la familia, la figura de la "madre fantasma" explica el hecho en el que aún dándose cuenta de que su hijo es abusado se calla y permite que continúe, "entra en pánico, muchas veces su dependencia e incluso miedo impide que denuncien.

"Las comunidades cerradas con estructuras rígidas de jerarquía, sin democracia ni discusión y con altos niveles de control es el caldo de cultivo para que se den los abusadores", señaló por su parte la psicóloga.

Tratamiento

El abuso sexual es comparable a una adicción, por el placer que produce, de acuerdo con Hernández Haddad, aunque el psiquiatra Romero González difirió al asegurar que la terapia depende del o los trastornos psicológicos que el pederasta sufra.

La psicoterapia, grupos de ayuda, fármacos e incluso la castración química o quirúrgica para eliminar los impulsos sexuales son algunas de las alternativas utilizadas para tratar a los abusadores.

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