Ni caso. Niños que a 5 días de la explosión permanecen en el albergue con daños psicológicos y sin recibir atención.
Paola no quiere comer desde hace dos días. Brandon se asusta y grita que no se quiere quemar cuando escucha un ruido fuerte. Roberto otra vez se orina en la cama y su hermana Karla llora por su gato llamado "Pelusa".
Todos ellos son niños, testigos del infierno. Todos, entre la confusión y los gritos de horror de sus padres, vieron cómo ardieron sus casas en el negro amanecer del domingo, cuando explotó un oleoducto de Pemex en la colonia San Damián. Observaron las columnas de fuego que arrasaron con todo: sus ropas, sus camas, sus juguetes, sus mascotas, sus cuadernos, sus lápices de colores, sus mochilas, sus fotos familiares, los pisos donde dieron sus primeros pasos, las cunas donde amamantaban, sus recuerdos, todo.
Paola vivía con todo eso en lo que ahora se conoce como la zona cero, la calle más afectada por la ola de petróleo y fuego que dejó 29 muertos a su paso. Su casa estaba frente al Motel Oasis y ahí nació desde hace 4 años.
Una noche antes del infierno, Paola estaba emocionada porque el árbol de Navidad que tanto pedía ya estaba en la sala y el domingo lo adornaría con su mamá. Se fue a dormir con esa ilusión. A las 5:30 su mamá se despertó por un fuerte olor. "Era muy fuerte, como de caño, y lo que hice fue taparme la cara para no oler tanto, pero no aguanté. Afuera se escuchaba como en temporada de lluvias que corre un río de agua en la calle, y justo cuando me iba a levantar para ver qué sucedió vino la primera explosión y a todos los paró el ruido. Así como estábamos nos paramos y salimos corriendo para alejarnos del fuego que ya estaba muy feo y sonaba como si hubiera fuegos artificiales".
Para escapar tuvieron que saltar la alambrada que separa su casa de un supermercado. La pequeña Paola iba en brazos de su mamá y antes de hacerla pasar por el alambre de púas en lo alto, decidió aventársela a su papá, que ya estaba del otro lado.
"Mi papá me agarró fuerte, pero me lastimé", dice Paola enseñando su dedo meñique con un raspón. Después de ese episodio, Paola regresó a su calle para ver su hogar, pero sólo encontró cenizas y lloró. "Ahora desde hace dos días no quiere comer, dice que no tiene hambre. La voy a llevar con un psicólogo porque está mal. Pobrecita, lo tenía todo y ya no tiene nada".
TAMBIÉN 'MURIÓ' LA NAVIDAD Paola ahora duerme en el albergue del centro cultural. Mientras ella corre para ver a su abuelo, quien duerme en otro piso, abajo, en el comedor del albergue desayuna Brandon Zárate, de 7 años. Él duerme en casa de las amistades de su familia; su casa está en pie, pero con la advertencia de personal de Protección Civil de que si su familia regresa a habitarla en estos momentos, será bajo su propia responsabilidad y sin poder hacer uso de luz, gas ni agua.
Así que su familia mejor aceptó dormir donde les ofrecieron sus amigos, pero comen en el albergue. Brandon, dice su mamá, sigue asustado. El miércoles cuando fue al supermercado, se activó la alarma cuando unos niños jugando golpearon la puerta y él comenzó a llorar y a gritar que no se quería quemar. Tiene pesadillas. "Si uno en cuanto cierra los ojos lo primero que recuerda es el fuego, imagínese los niños", dice Teresa López, mamá de Brandon.
Aunque en unas horas se celebrará la Navidad, en este albergue no hay ánimo para fiestas. A la mayoría no le importa dónde pasarán la Nochebuena, sino el resto de las noches de sus vidas. Las madres y los niños tienen otras cosas en la mente.
Brandon juega, por lo pronto, con Roberto, de 6 años, quien se orina en la cama, y con Karla, que se la pasa dibujando a su gato que murió calcinado.
Inician pago por daños a casas
El director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, informó que la paraestatal comenzó a entregar pagos de anticipo a los afectados por la explosión en un oleoducto de San Martín Texmelucan, Puebla.
En un nuevo recorrido por la "zona cero", el funcionario calculó en 500 millones de pesos el monto que destinará la paraestatal para indemnizar a las personas afectadas y reparar los daños en inmuebles.
"Hoy empezamos a dar los finiquitos en donde saldrán los primeros 5 pagos. Hay 27 casas con pérdida total, las cuales tienen su avalúo y lo que estamos haciendo es ayudar a completar la documentación mínima necesaria; una vez con todo esto tenemos un acuerdo con cada uno de los propietarios", dijo.
Dijo que el valor que se tomó en cuenta es el comercial y que, en acuerdo con cada uno de los vecinos, Pemex cubrirá todas las pérdidas. Agregó que las casas que tengan más de 70% de daño son pérdida total y que no hay riesgo de volver a construir en la zona, pues el ducto no pasa por el lugar, sino un kilómetro arriba.
Suárez Coppel aclaró que el pago a los familiares de los fallecidos "toma un poco más de tiempo" por la identificación de los mismos, ya que las autoridades estatales deben confirmar quiénes son los deudos en donde ya se tienen todas las actas de defunción.