"El mercado no es una invención del capitalismo. Ha existido por siglos. Es una invención
De la civilización."
Mijaíl Górbachev
Dicen que los pueblos tienen los gobiernos y los políticos que se merecen. Si bien esta afirmación ha sido tomada como un insulto por algunos mexicanos, quizá haya algo de razón en ella. Después de todo, somos nosotros quienes elegimos a nuestros gobernantes y legisladores. También podríamos decir que los pueblos tienen la economía que se merecen. Esta afirmación parecería todavía más atrevida, especialmente en un país pobre como el nuestro, pero también tiene mucho de razón.
Una encuesta internacional de 2009 (Pew Global Attitudes Project) coloca a México en el lugar 21 de 25 países estudiados por el apoyo de su población a la economía de mercado. Sólo el 52 por ciento de los mexicanos encuestados expresa un respaldo fuerte o moderado para este sistema. El 41 por ciento lo rechaza.
Los países que más apoyo manifiestan por la economía de mercado no son precisamente los más desarrollados sino, quizá, los que mayores sueños tienen de salir adelante en un mundo competitivo. Kenia aparece en primer lugar con el 84 por ciento de aprobación al mercado, mientras que los territorios palestinos ocupan un sorprendente segundo puesto, con 82 por ciento.
Los siguientes lugares son más previsibles. India con 81 por ciento y China con 79 son dos naciones que han experimentado enormes beneficios tras su aceptación de la economía de mercado en las últimas décadas. Corea del Sur y Estados Unidos, que han tenido éxito durante más tiempo, muestran un aprobación de 76 por ciento.
México, en cambio, tiene una actitud más negativa hacia el mercado que Francia, país que, a pesar de su tradición intelectual anticapitalista, registra una cifra de 57 por ciento contra el 52 por ciento de México.
En el último lugar de esta tabla se encuentra Argentina, donde la economía de mercado alcanza un respaldo de sólo 36 por ciento. Al parecer esta actitud es resultado del fallido experimento económico de Carlos Saúl Menem que muchos argentinos identifican -equivocadamente, a mi juicio- con el mercado libre.
Mucho más sorprendente es que en el penúltimo lugar se encuentre Japón, un país competitivo que salió de la pobreza gracias a la economía de mercado. Japón, sin embargo, ha estado estancado dos décadas. Muchos japoneses culpan a la economía de mercado, sin darse cuenta de que ha sido la incapacidad de su Gobierno para abrir los segmentos más cerrados de la economía lo que ha provocado este prolongado marasmo.
La animadversión de los mexicanos a la economía de mercado se manifiesta también en el informe 2008 de Latinobarómetro. Según este sondeo latinoamericano, el 84 por ciento de los mexicanos considera que las pensiones deben estar en manos del Estado y el 71 por ciento piensa lo mismo de la telefonía. En el caso de las pensiones la opinión puede entenderse, ya que muy pocos mexicanos nunca se percataron de que el Gobierno quebró los sistemas de pensiones que estuvieron a su cargo. En la telefonía, la respuesta parece reflejar una amnesia ante el pésimo servicio de Teléfonos de México antes de 1991.
Cualesquiera que sean las razones, el hecho es que ante estas actitudes negativas será muy difícil para México realizar las reformas de mercado que se requieren para construir una mayor prosperidad. A pesar del enorme fracaso del corporativismo para sacar a México adelante a un siglo del inicio de la Revolución, los mexicanos siguen mostrando un marcado escepticismo ante el sistema económico que mayor capacidad ha mostrado para generar prosperidad en la historia de la humanidad.
En un momento en que los políticos mexicanos se unen para cuestionar la ley de Arizona SB 1070 contra los inmigrantes indocumentados, Amnistía Internacional da a conocer un documento, "Víctimas invisibles", en que señala los abusos contra los migrantes que pasan por la República Mexicana en su viaje a Estados Unidos.
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