Historia. Marcial Maciel, fundador de Legionarios de Cristo.
Decididos a ayudar, 30 jóvenes italianos de los Legionarios de Cristo laboran en comunidades marginadas de Querétaro en la construcción de casas, atención de necesidades y evangelización, convencidos que los errores cometidos no se subsanan sólo con pedir perdón, sino con el trabajo.
Entrevistado en la comunidad Santa María de los Baños de Chichimequillas, municipio de El Marqués, donde se asientan los misioneros en agosto, el vocero de la congregación de los Legionarios de Cristo en El Vaticano, Francesco de Juan, admitió que están afectados por los errores.
Precisó que los recursos se obtienen de fundaciones, pero la ayuda se entrega en especie. Sin embargo, reconoció que a partir de las acusaciones hacia los legionarios, algunas personas "han retirado un poquito de apoyo y donaciones. "Se habla muchísimo y es verdad, que estas víctimas (hay que) tratar de ofrecerles todo el apoyo, el cariño, de nuestra oración, porque necesitan ese amor y ese cariño... no podemos estar mirando hacia atrás", apuntó.
Resaltó que a los legionarios "nos toca aquí el silencio, no porque no queramos hablar, sino porque la actitud en este momento no es de hablar, sino de trabajar y hacer todo lo posible por ofrecerles a las personas que esperan de nosotros, lo mejor de nosotros".
Francesco de Juan indicó que los misioneros aprenden con las personas a enfrentar la pobreza, así como aceptar que "ha habido errores que no se solucionan pidiendo solamente perdón".
Para entregar lo mejor de los misioneros, dijo que se habla primero con los párrocos y se recibe el apoyo de los delegados de las comunidades, para ayudar a personas de escasos recursos económicos.
La misión se conforma por unos 100 jóvenes italianos que concluyeron el ciclo escolar universitario en julio y que juntan recursos para acudir a México e instalarse en las misiones a las que regresan cada año, desde hace una década.