La higiene sexual y corporal es el primer paso de la etiqueta o cortesía. Procure lavar cuidadosamente su ropa íntima, sin olvidarse de asear su anatomía.
Dice el refrán: “El hábito no hace al monje, pero lo distingue”. De la misma manera, así como cada uno se viste, también se desviste y deja al descubierto la ropa interior. La relación de pareja puede aprovechar esos momentos en que el atuendo exterior cae al piso para despertar, mantener e incrementar el deseo en su relación.
Sabemos que el primer contacto entre dos personas es visual. Luego llegan los saludos, y de iniciar una relación con el tiempo vendrá el contacto de las manos, los roces corporales y los besos. Pero en principio todo parte de lo que vemos. En ese aspecto la ropa que utilizamos ocupa un lugar determinante, pues si se trata de una ‘envoltura’ favorecedora, nos ayuda a captar la atención del otro.
Los sentidos se unen a las prendas de vestir. Las parejas se gozan apreciándose vestidas y desnudas. Hoy enfocaremos nuestra atención al momento en que del atuendo exterior se pasa al interior, cuando se vuelve evidente que si éste se escoge adecuadamente, los amantes sentirán que les estorba porque sólo con verlo aumentan sus ganas de pasar a la desnudez completa.
¡Qué bonito se siente estrenar ropa íntima! No podrá usted negar que es algo realmente sensacional. Pero aparte de ello, la vida sexual que comparten los cónyuges se ve influida positiva o negativamente por lo que cada uno usa debajo del traje diario.
Y es que como ya se mencionó el deseo se basa en la atracción, dos personas comienzan una relación a partir de que se gustan mutuamente. Poco a poco ambos descubren con cuál camisa o vestido le resultan más atrayentes a su contraparte y aprovechan esas herramientas. Sin embargo muchos olvidan que el arreglo exterior quedará fuera a la hora de ir a la cama. Ahí es donde las prendas interiores juegan un papel fundamental para incrementar o apagar la excitación, pues no va a provocar la misma reacción ver al ser querido luciendo un conjunto limpio y sexy, que algo ‘matapasiones’, viejo, roto o sucio.
SENSUAL Y CÓMODA
En general, los varones suelen comprar la ropa interior por su funcionalidad más que por su erotismo. Pero algunos son conscientes del escrutinio femenino y adquieren sus calzoncillos y camisetas en telas y formas de buen gusto, conjuntando higiene, buen olor corporal y apariencia agradable. Las féminas tienden más a cuidar su aspecto, ya que disfrutan la sensación de envolver su cuerpo en prendas deliciosas y además a la hora del amor gozan cuando su pareja las observa quitárselas, o incluso las ayudan.
Hoy en día los catálogos de ropa íntima ofrecen para los caballeros trusas, bikers, boxers ajustados u holgados, tangas, camisetas, playeras y modelos eróticos a escoger. Las damas tienen mayor repertorio, pues las telas con las que se confeccionan sus vestuarios pueden ser sensacionales al tacto y espléndidamente vistosas. Existen además opciones que cumplen con las exigencias dictadas por los modistos en cuanto a levantar y sostener el busto, realzarlo o mostrarlo frondoso, rozagante, y levantar, endurecer o dar volumen a las nalgas.
Pero aquí llegamos a una encrucijada: ¿qué guarda más importancia a la hora del encuentro erótico, la sensualidad o la comodidad?
Sentir que los calzoncillos se le meten entre las nalgas o le aprisionan los testículos es incómodo para el varón; la mujer que experimenta una sensación de ahogamiento entre la cintura y las piernas al entallarse un corsé, lucirá hermosa a un precio muy alto. Definitivamente hay que buscar un punto medio entre comodidad, funcionalidad y mostrarse ‘antojable’ a la vista, pues la idea es que el consorte quede extasiado al contemplar el cuerpo semidesnudo de su amante. No importa si lo ha visto 10 minutos ó 10 años.
CADA DÍA MÁS CHIC-ITITAS
¿Ya probó los calzoncillos de hilo dental, las brevísimas tangas que nada dejan a la imaginación y muestran la anatomía exuberante de cada quien? La locura erótica llegó para quedarse y no hay que amargarse pensando que esas prendas no son para usted. Los diseñadores piensan en todo y han fabricado infinidad de alternativas capaces de despertar el erotismo, sin dejar de lado la comodidad. Recordemos que el órgano más erótico del cuerpo es el cerebro y gracias a nuestras portentosas dotes internas podemos imaginar, fantasear y dar rienda suelta a toda clase de creaciones sexuales.
Día a día cambiamos y así también el guardarropa interior requiere ser renovado. Es posible que en los años de juventud, cuando todo era pujanza, la indumentaria fuera mínima y ocultara muy poco a la imaginación. Con la aparición de las lonjas, la celulitis, y la caída de algunas partes antes turgentes, lo que no debe caer es la capacidad erótica. Aquí la clave es escoger aquello que favorezca, opciones hay muchas.
Usted puede ir a la tienda de lencería, solo o con su ‘otra mitad’, para seleccionar el atuendo que esa noche van a estrenar para gozarse mutuamente.
DÁNDOLE MANTENIMIENTO AL EROTISMO
La higiene sexual y corporal es el primer paso de la etiqueta o cortesía sexual. Procure lavar cuidadosamente con un champú suave su ropa íntima, sin olvidarse de asear su anatomía. Acto seguido lúzcala, no la esconda. Tanto usted como su ‘media naranja’ se merecen esos momentos únicos.
No olvide prepararse para futuros encuentros. Está bien ser espontáneo, pues toda pareja sabe que el apetito sexual se despierta instantáneamente. No espere a resolver todo en el instante menos oportuno, tómese el tiempo necesario para estar siempre listo, equipado con prendas atrayentes y renovadas.
Que sus rostros muestren la evidencia del bien vivir y el mejor gustar de ustedes mismos, de su amor y su erotismo. Amor y pasión son la mejor combinación.
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