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¡No guardes la dieta para enero!

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Prácticamente el menú festivo de estas fechas se vuelve parte de la alimentación diaria, lo que acarrea una excesiva ingesta calórica.

Prácticamente el menú festivo de estas fechas se vuelve parte de la alimentación diaria, lo que acarrea una excesiva ingesta calórica.

Por: Dra. Mayela Villarreal Reyes

Con la llegada del frío se antojan más los chocolates y las comidas ricas en calorías, especialmente ahora que inician las fiestas decembrinas. Comer todo lo que se te ponga en frente con el pretexto de que en enero te pondrás a dieta es una opción de la que te arrepentirás. Lo mejor es cuidarte y recibir el nuevo año con una figura envidiable.

A muchas personas les pasa: salen del letargo del invierno y se encuentran con que su silueta tiene varios kilos de más. Quizá no se dieron cuenta en qué momento se les fueron acumulando, pero al estrenar el calendario descubren que la ropa que les regalaron en Navidad no les queda.

Entre los chefs hay una frase famosa que dice: “La comida es un buen abrigo para enfrentar el frío”. Un sinfín de individuos coincide, diciendo que a menor temperatura ambiental, más hambre sienten. Efectivamente ante un clima gélido el cuerpo aumenta su metabolismo para mantener el calor corporal, lo que provoca mayor apetito y por consiguiente incrementa el consumo de calorías. Sin embargo esto no es excusa para engordar, ya que la causa primordial por la cual se sube de peso es por cambiar drásticamente los hábitos de alimentación durante la temporada de fiestas decembrinas. ¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado o expresado la típica autojustificación adelantada: “Al cabo que en enero me pongo a dieta”?

Así, una asombrosa cantidad de gente en su afán de conservarse calentita no sólo se sirve porciones más generosas sino que cambia las ensaladas y los platos ligeros y sin grasa por buñuelos, chocolate, churros, atole, tamales, pavo con gravy y champurrado; en resumen todo aquello que normalmente no prueba durante el resto del año (salvo en raras ocasiones). Prácticamente ese menú festivo se vuelve parte de la alimentación diaria, lo que acarrea una excesiva ingesta calórica. Un organismo acostumbrado a la dotación adecuada de calorías procesa este derroche guardándolo en forma de grasa de reserva, y lo manifiesta a través de un notable aumento de peso.

Por si lo anterior no fuera suficiente, sumemos el cambio de hábitos que también suele presentarse ante la época invernal, pues incontables personas dejan de ir al gimnasio, suspenden las caminatas o las salidas a correr porque “el tiempo no está para ejercitarse”. Olvidan que la actividad física ahuyenta el frío, estabiliza la temperatura corporal, y lo más importante: ayuda a quemar las calorías, lo cual es más necesario que nunca por todo lo que se come en la temporada.

¡No esperes a enero para ‘meterte en cintura’! Si haces conciencia y empiezas a cuidarte desde ahora que está a punto de empezar el famoso ‘maratón Lupe-Reyes’, tu cuerpo te lo agradecerá cuando el termómetro empiece a elevarse y conforme vayas quitándote poco a poco las capas de ropa encuentres una figura esbelta, en su peso correcto. ¿No suena genial? De ti depende.

A LA HORA DE COMER

Lo primero es reprogramar tu actitud. Deja de escudarte en el mito de que “todos engordan en invierno”. Es muy reconfortante tomar líquidos calientes después de comer o entre comidas, pero no tienen que ser atoles, cafés cremosos ni chocolate. Puedes tomar té, y si quieres endulzarlo utiliza un edulcorante artificial (por ejemplo Splenda).

Consume verduras cocidas o en caldo. Puedes prepararlo con una porción de pollo o res -tu cuerpo pide más proteínas en invierno. Para la hora del postre en vez de pasteles o buñuelos elabora compotas de frutas y sírvelas en cantidades pequeñas; en esta época las mejores opciones son: camote, durazno, manzana y mango.

Un tip para evitar los atracones es comer más veces al día. Ponte de acuerdo con tu familia para que no pasen hambre, es mejor aumentar el número de visitas al comedor con platillos saludables que desatarse en las comidas y cenas, donde seguramente abundarán los antojitos propios de la época. No se trata de que no los pruebes, basta que seas objetivo y te fijes en las raciones que te llevas a la boca.

¡MUÉVETE!

Más del 40 por ciento de la gente que habitualmente va al gimnasio deja de ir en invierno, siendo que es cuando más se requiere que nos movilicemos para calentar el cuerpo. No te quedes hibernando, abrígate bien y sal a realizar ejercicio. Es cuestión de disciplina, si ya la tienes no la pierdas con el pretexto del clima.

Recuerda que ejercitarte es vital para que puedas darte el lujo de probar el pavo y los tamales sin remordimiento. No esperes a que ‘bajar de peso’ encabece tu lista de propósitos de año nuevo. Date un lapso, mas no un colapso.

Ya basta de pensar que los supercuerpos se hacen por magia, efectivamente hay quienes tienen la bendición de la genética pero ni siquiera ésta es una garantía de por vida, se requiere ayudar al organismo con alimentación adecuada y actividad física.

Si no estás inscrito en un gym, que no te gane la cama por más sabrosa que sea en diciembre. Regálate una bicicleta estacionaria o una escaladora o caminadora caseras, son perfectas para mantenerte en forma evitando el frío de los parques.

CUÍDATE HOY Y SIEMPRE

Todo lo que te aconsejamos aplica para ambos sexos, si bien las féminas poseemos el doble de grasa que los varones, además de un metabolismo menos agraciado, por lo que requerimos de mayor esfuerzo para conservar la línea. Pero seas hombre o mujer, no pierdas tu figura. Defiende tus buenos hábitos de nutrición y ejercicio los 12 meses del año, recuerda que no engordas por la estación, sino porque ingieres más de lo que tu cuerpo necesita para su funcionamiento.

Correo-e: dramayela@hotmail.com

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