Avanza con vigor la demolición de las cuadras donde será la Gran Plaza, obra bonita que se le ha metido en la cabeza al gobernador Moreira por el afán de que no escuchar el perenne reclamo de que por qué Saltillo sí y acá no, y como en la capital también están demoliendo pues decidió lo mismo para Torreón. Obvio, el alcalde Olmos siquiera tuvo oportunidad de opinar.
El proyecto, hasta eso, por supuesto que le dará belleza a la ciudad, y aunque no servirá en lo absoluto para revitalizar el Centro de Torreón, que es una zona olvidada, sucia y ahora terriblemente insegura, ya que el corazón de la ciudad está justo en la Plaza de Armas y no donde actualmente la Presidencia, así que si de entre las justificaciones que buscará el Gobierno enunciar para gastar centenas de millones de pesos, ese argumento de mejorar el Centro Histórico deberán desecharlo si no quieren atentar contra la inteligencia del ciudadano promedio.
Esto viene a cuento porque el lunes pasado se publicó en El Siglo de Torreón el monto que el Gobierno Estatal y el Municipio pagaron por los predios que compraron para llevar a cabo la dichosa plaza. Cada una de las manzanas adquiridas tienen una superficie de siete mil 225 metros cuadrados de área, ubicadas entre las calles Ramón Corona y Galeana, y las avenidas Matamoros y Abasolo. El Catastro dice que el precio es de mil trescientos pesos por metro cuadrado.
Al Municipio le tocó comprar la manzana que está justo enfrente de lo que ya en días será la desaparecida Presidencia Municipal, pero le tocó adquirir sólo la mitad de la misma, ya que dentro de este bloque estaba ubicado el mercado Francisco Villa, que era ya propiedad de la ciudad. El costo fue de 54 millones, no obstante el tesorero Pablo Chávez Rossique había dicho que el monto sería de 35 millones, pero la cuenta pública de abril señala los 54 millones y medio.
En total, entre Municipio y Estado se desprendieron de 114 millones de pesos por los terrenos frente a la Presidencia y que junto con la misma, forman parte de la superficie donde se edificará esta onerosa construcción. Esto para acabarla, el Municipio de Torreón le tocó pagar mucho más por metro cuadrado que el propio Estado, llegando a pagar hasta 10 veces el valor catastral, llegando a ser hasta pagos de catorce mil pesos por algunos lotes.
Menuda compra la que se aventó el señor alcalde, a quien hay que reclamarle principalmente, porque él representa a los torreonenses y vive aquí. Además, por su origen familiar sabe de cuentas grandes y por supuesto sabe que en Torreón muy pocos metros de esta ciudad tienen ese costo, ni sobre el propio bulevar Independencia y ni soñarlo en las zonas más exclusivas de toda La Laguna se paga tanto como lo que Olmos pagó con dinero del erario para llevar a cabo la edificación. Sabe bien el alcalde que con catorce mil pesos, bien puede comprar tierra en cualquier fraccionamiento cerrado exclusivo de la ciudad que gobierna y con la misma lana, construir con acabados residenciales de alto lujo.
También en la semana declaró que la premura fue la que jugó a favor de los vendedores de los lotes y que por eso se tuvo que aceptar esos precios, pero: ¿que no sabrá el señor presidente que también tenemos harta prisa los ciudadanos de que se contenga la criminalidad? Y entonces ¿ por qué no gasta de manera expedita y resuelve aunque sea parcial el problema del secuestro virtual de Torreón por el hampa en general? Es un derroche irresponsable, pero pues quedará de consuelo que como se ha dicho sostenidamente, el nuevo sitio será muy atractivo, pero a qué costo. Porque catorce mil pesitos por metro, en Torreón un particular difícilmente los pagaría.