Es absolutamente redundante decir que el peor problema en la historia reciente que ha vivido La Laguna y México, es el tema de la seguridad. La barbarie de los delincuentes ha llegado a niveles inéditos y la brutalidad de muchos de sus actos era inconcebible hace apenas pocos años.
Inútil pues pareciera abundar en lo mismo. La semana pasada se vivió un verdadero drama en los medios de comunicación locales cuando cuatro periodistas fueron secuestrados. A diferencia de los secuestros anteriores donde el objetivo era el típico de sacar dinero o información, en esta ocasión la intención era obligar a los medios donde laboran quienes fueron privados de su libertad, transmitir contenidos para denunciar las trapacerías de bandas rivales.
Como estás historias hay cientos en La Laguna y el resto del país. En comentarios en el portal de El Siglo sobre lo que sucedía con el plagio de los comunicadores, con toda la razón algún cibernauta comentó palabras más, palabras menos, que no era justo que la autoridad prestara atención en este caso en particular cuando son decenas de ocasiones que ciudadanos comunes han sufrido este tipo de delitos y ellos no han recibido siquiera una fracción de interés del Estado para ser defendidos del hampa.
Está en apariencia claro que el tema del crimen organizado no tendrá una solución en el corto plazo. Las miles de implicaciones que tiene este asunto y las circunstancias en el que se encuentra la situación hacen impensable que se volverá a la paz que se vivía hace 6 años en esta tierra lagunera. Sin embargo, hoy además de las terribles balaceras que se han suscitado en la vía pública, y las masacres inmisericordes sobre gente inocente como en los antros Ferrie y Juanas, y el recientemente ocurrido en la quinta Italia Inn, se ha disparado la delincuencia común, esa que aprovecha para cometer principalmente robos a casa habitación y autopartes. Pero más allá que eso, hoy está desbordado el delito de asalto a mano armada para robo de vehículos.
En la edición de hoy El Siglo consigna que apenas arrancado la tercera parte del año, las denuncias de delitos patrimoniales que suman 3 mil 873, han superado ya todo lo que se reportó en el año pasado, que fueron 3 mil 315 y están apenas a 22 denuncias de superar el año 2008.
Está especificado que la ola delincuencial ha enfocado sus objetivos principalmente en 8 sectores de Torreón, siendo el primero de ellos la zona Centro de la ciudad, según las cifras de enero a julio del presente año, contabilizadas en la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM). Le siguen las colonias ampliación Los Ángeles, Torreón Jardín, Campestre la Rosita, San Isidro, ampliación Las Margaritas, Torreón Residencial, ampliación La Rosita y la Navarro.
Las denuncias por regiones de la ciudad señalan que las colonias con mayor incidencia delictiva son: Centro con 821 robos, ampliación Los Ángeles con 117, Torreón Jardín con 108, Rincón La Merced con 86 y Campestre La Rosita con 85 robos en los primeros 7 meses del año.
El robo de vehículo es el delito más recurrente, con mil 380 reportes, de los cuales el 25.2 por ciento fueron cometidos a punta de pistola.
En el Centro (316), Torreón Jardín (49), ampliación Las Margaritas (30), San Isidro (29) y ampliación Los Ángeles (25), se robaron el mayor número de autos estacionados, un total de 455. El 44 por ciento del total de robos reportados.
Ampliación Los Ángeles, (46), Centro (38), Los Nogales (27), Las Margaritas (18), y Nueva Los Ángeles (10), son los cinco primeros lugares en robos de vehículos con violencia, que de enero a julio fueron 348, de los cuales cerca del 50 por ciento se cometieron en el Norte de la ciudad.
Así pues, además de tener que soportar las condiciones precarias de calidad de vida por el riesgo de toparse en medio de un fuego cruzado, sufrir una extorsión o peor aún, un secuestro con o sin homicidio, ahora todos los automovilistas a temblar de no ser despojados de su carro a punta de pistola.
Está ya muy claro donde son las áreas geográficas donde están bajando del carro a punta de pistola a las personas, pero además, existe un patrón del mismo. En la mayoría de las ocasiones las víctimas de estos asaltos son señoras que andan solas en sus camionetas, y los asaltantes parecen preferirlas. Y abundando en la información, algunos de sus sitios preferidos son la avenida Cobián desembocando en el vado del Río Nazas, frente a Casa Íñigo, y en Salvador Creel, desde Constitución hasta nuevamente el vado de Río Nazas. Claro que este modus operandi ha sucedido muy pronunciado en el centro y también en Torreón Jardín y La Rosita, pero el hecho de que los delitos se cometan contra señoras solas, todavía hiere más a la sociedad. Todo mundo tiene una madre, hermana, hija, esposa, que puede ser víctima de un delito de esta naturaleza.
Poco ha hecho el señor alcalde Eduardo Olmos en este punto de seguridad. En realidad poco ha hecho en cualquier área de la administración. Al general brigadier Bibiano Villa, tampoco parece importarle mucho el asunto. Tal vez con vigilancia permanente en estas rúas preferidas por los asaltantes, disminuya algo el índice, pero es un hecho que esto que todos saben al parecer el alcalde y el director de la DSPM o no quieren saberlo, o se hacen que no están enterados, por decir lo menos.