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Nómina municipal

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LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK

La voluntad humana es la palanca que impulsa al mundo. Todos nos movemos entre los extremos de la realidad que tenemos y el ideal al que aspiramos. Los políticos desde Julio César y Carlomagno hasta Felipe Calderón o Profirio Muñoz Ledo, consumen sus vidas y sus esfuerzos en el debate entre lo deseable y lo posible.

Por eso llama la atención la declaración del presidente Municipal de Torreón Eduardo Olmos Castro, cuando en días pasados, frente a los reclamos que señalan a su administración como improductiva, desordenada y dispendiosa, manifiesta que nada tiene que decir al respecto porque haga lo que haga, el político siempre es objeto de crítica.

La declaración pone los pelos de punta, porque siendo conscientes de que la existencia es una lucha entre la virtud y el cinismo, parece que el Alcalde renuncia a todo ideal, escatima esfuerzos, limita él solo los resultados de su gestión y lo peor es que considera a la crítica no como una forma de interactuar con sus gobernados, sino como un engorroso trámite, lo que presagia una mala administración, cuyos primeros frutos amargos ya estamos probando los torreonenses.

Una investigación periodística emprendida por reporteros de El Siglo de Torreón en el Gobierno Municipal, revela un gasto excesivo en el renglón de servicios personales tanto por nómina como por honorarios. El saqueo no sólo refiere a cantidades de dinero sin precedentes, sino que muestra un desorden administrativo relativo al pago de funcionarios cuyos cargos no están previstos en el organigrama, así como funciones duplicadas y hasta triplicadas.

Las revelaciones están a disposición de cualquier lector en los periódicos del día y no merece una glosa exhaustiva, sino más bien una reflexión personal de cada interesado. Como botón de muestra está el caso del área de Atención Ciudadana que históricamente ha sido una dependencia de buen rendimiento, a excepción de la administración actual, lo que indica que una nómina grande y dispendiosa no sólo representa una sangría económica, sino que es síntoma de un desorden que acaba con la eficiencia y diluye la responsabilidad.

Según la investigación en comento en el área referida existen setenta elementos en nómina, aunque en el plantel físico están sólo veinticuatro personas presentes. Este número de empleados es más que suficiente, considerando que la Atención Ciudadana es una función de mero enlace y seguimiento de la respuesta a las quejas de los ciudadanos, entre éstos y cada uno de los departamentos de la administración pública municipal.

Un simple conmutador telefónico operado con buena voluntad, y un equipo humano compacto que permita llevar la relación entre las quejas y los resultados de la atención por parte de cada órgano según su competencia, son suficientes para hacer esta tarea de manera digna y eficiente.

El hecho de que además de la planta básica de veinticuatro elementos, existan otros cuarenta y seis que no tienen funciones específicas definidas, a los que ni siquiera se les puede ubicar fisicamente, no les merece otro calificativo que el de aviadores.

Este fenómeno se explica en un estilo de ejercer el poder que privilegia la grilla sobre la política y por tanto, es capaz de generar estructuras electorales no sólo exitosas sino apabullantes, en tanto que a la hora de la función de gobierno propiamente dicha, resulta de mediocre a malo. En esas estructuras políticas electorales inconfesadas, se ubican los presuntos empleados del Municipio de Torreón que no ejercen su función como tales.

Correo electrónico: lfsalazarw@prodigy.net.mx

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