El naranjo es un árbol frutal cuyo origen se sitúan en China; se obtiene uno de los cítricos más valorados por sus propiedades terapéuticas, la naranja. Contiene numerosas sustancias que contribuyen a mejorar el buen estado del organismo. Entre ellas destacan por estar presentes en un alto porcentaje el calcio, hierro, fósforo, magnesio, potasa, sosa y varias vitaminas, en especial la vitamina C.
La naranja se viene utilizando como ingrediente en remedios naturales y caseros para mejorar la salud desde hace siglos. Su ayuda principal y más efectiva es la de depurar el organismo rápidamente, elimina toxinas, reduce el ácido úrico y fluidifica el torrente sanguíneo, por lo que mucha gente realiza curas a base de naranjas de manera exclusiva regularmente. Cuando se consume en forma de zumo o jugo, es importante recordar que ha de tomarse nada más exprimirse para evitar que pierda sus propiedades.
Debido a su alto contenido en fósforo, es especialmente recomendable el consumo de naranjas por parte de aquellas personas que sufren problemas de estrés, intoxicaciones, agotamiento, insomnio, neurosis o enfermedades relacionadas con el sistema nervioso. Junto con el fósforo, el calcio ayuda a los niños en su crecimiento y previene la osteoporosis en los adultos. Es muy favorable y efectiva cuando hay que tratar casos de esclerosis, anemia, raquitismo y tuberculosis. El hierro también estimula la producción de hemoglobina en la sangre y por su importante contenido en magnesio se le recomienda en casos de estreñimiento, pues estimula el movimiento peristáltico del intestino.
Consumiendo naranjas se beneficia del efecto antioxidante de la vitamina C en el organismo, ayudando a prevenir numerosas enfermedades degenerativas como la perdida de visión, la aparición de cataratas, la hipertensión o la sordera. Evidentemente, el elixir de la eterna juventud no existe pero, sin duda alguna, la presencia de vitamina C entre sus componentes, junto con otros antioxidantes y su elevado contenido de vitamina A en forma de betacarotenos y luteína, la convierten en un alimento ideal para retrasar el envejecimiento natural del organismo.
Cuando se goza de buena salud, la cura de naranjas evita que se produzcan todas esas disfunciones. Al realizar una limpieza y estimulación de los órganos proporcionan vitalidad y buena forma, eliminan las molestias derivadas de la sobrecarga de elementos nocivos: mareos, resequedad de boca, jaquecas, mal color de la cara, suciedad de la sangre.
Antes de poner en práctica una cura de naranjas, se debe tener en cuenta la actividad que se va a desarrollar puesto que el descanso la hará más beneficiosa. Tres días de dieta a base de naranja, efectuada en un lugar tranquilo y acompañada de paseos relajantes, aire puro y respiraciones profundas darán muy buenos resultados y más de una jaqueca como consecuencia de la movilización de residuos que ya han comenzado a expulsarse. Por ello, un largo fin de semana es una buena ocasión para esta limpieza del organismo.
Sin embargo, cuando resulta difícil hacer acopio de voluntad para este régimen de tres días se puede disponer con cierta frecuencia de un día más tranquilo a la semana para poner en orden el organismo.
La temporada de las naranjas es muy dilatada. Desde que aparece en octubre la más temprana hasta que en julio termina la más tardía, se turnan diecisiete variedades de naranjas y mandarinas que proporcionan excelentes oportunidades de suministrar al cuerpo la cantidad suficiente de vitamina C, necesaria para afrontar las gripes, catarros y efectos de la contaminación de invierno.
A la naranja se la considera la fruta reina de los meses fríos. Las de zumo suelen ser más ácidas que las naranjas de mesa. Junto a mandarinas y limones es una de las producciones más significativas de la agricultura. Con ella se pueden elaborar: ensalada de naranja, lenguado a la naranja, pato a la naranja, helada, hasta licor de café, entre otros.
Siempre que se ralle una cáscara de cítricos, no se debe incluir la parte blanca ya que amarga bastante. Si una naranja estuviese un poco seca, es aconsejable sumergirla en agua templada unos minutos, de esta manera se conseguirá extraer todo su zumo. La piel se desarrugará un poco pero, quizá, no esté en condiciones de ser rallada. Las salsas de naranja que acompañan carnes o pescados se pueden endulzar con azúcar morena. Le dará un color más dorado.