Asociación de Psiquiatría y Salud Mental de La Laguna A.C. (PSILAC)
(DÉCIMA CUARTA PARTE)
Desde la antigüedad, en los más remotos tiempos históricos, el uso de señales a través de toda clase de elementos pictóricos ideados por el ser humano, ha sido uno de los métodos más prácticos y arcaicos que han servido para la comunicación de los pueblos. Desde la utilización de los jeroglíficos entre los egipcios, o de las primeras señales de una escritura organizada como fue la cuneiforme entre los sumerios, base y orígenes de nuestros alfabetos. Gracias a la invención y adopción de este tipo de signos y de símbolos, se ha facilitado la interacción y la comunicación entre los seres humanos, a la vez que se ha aportado un importante nivel de orden en lo que de otra forma tendería a convertirse en una situación de caos generalizado y primitivo, como todavía a pesar de ello se da en tantas sociedades y pueblos. En nuestra época, y desde hace mucho tiempo, se ha ideado y desarrollado un ingenioso sistema de símbolos y señales, basados quizás y curiosamente en esos primitivos sistemas jeroglíficos o cuneiformes de la antigüedad, para intentar fomentar un orden en una área tan extensa, compleja e intrincada, como es la de las redes de vialidad en nuestro planeta. Este sistema que se compone de diferentes señales y símbolos, ha sido adoptado alrededor del mundo en forma internacional y sin problemas de fronteras, gracias a ese contenido de imágenes fácilmente identificables, que se convierten en un lenguaje visual que no requiere traducción alguna, y que precisamente le permite ser utilizado en cualquier país de nuestro planeta sin importar tanto el idioma que predomine.
Los semáforos definitivamente se han convertido en los guardianes más fieles y constantes de dicho sistema, de manera que sin importar el grado de alfabetización o de analfabetismo de las personas, todos hemos aprendido desde pequeños lo que significan el verde, el amarillo y el rojo, no necesariamente como colores de alguna bandera, y a los que a pesar de todo no siempre respetamos, fingiendo un daltonismo cómodo a la hora de conducir. Pero además de estas luces que fomentan el orden vial, existen muchos otros signos de esa naturaleza, signos que son de máxima utilidad y popularidad en otros países, algunos de los cuales ni siquiera los utilizamos en México todavía. La señalización de los carriles en calles y avenidas ha sido un predicamento en las ciudades de nuestra comarca, ya que dependiendo del tipo de autoridades que hemos tenido, tales líneas blancas o amarillas han aparecido o desaparecido irregularmente, lo que ha determinado entonces una situación de orden o de caos en nuestras calles o avenidas, lo mismo para vehículos que para peatones, especialmente cuando éstas se perfilan como enormes extensiones grises planas e interminables recién pavimentadas, o cuando se han convertido en una serie de hoyos, bordos y jorobas destartaladas, pero que en ambos casos y de una u otra forma, el tráfico llega a perder el sentido de orientación y dirección que debería mantener.
En el presente, este actual proceso de "rescate" citadino de repavimentación sigue avanzando a lo largo de la ciudad, como ese proyecto de buenas intenciones que lo ha caracterizado desde su inicio a partir del mes de enero. Se trata de uno de esos tantos puentes que se están construyendo para ganarse el favor y la confianza de una comunidad que se mantiene en esa sólita y característica observación escéptica, mientras espera también pacientemente la llegada anunciada del nuevo DVR, o como se le quiera llamar, hijo deseado finalmente, nieto sustituto, pariente cercano o como se le quiera llamar al nuevo puente experimental. Esperamos que se mantenga con mayor firmeza que su antecesor, y que éste, al igual que el resto de nuestro sistema vial una vez repavimentado, gocen de la salud física y mental necesarias para mantener el orden y equilibrio que necesitamos urgentemente en nuestra ciudad, sin las trágicas y mal planeadas intervenciones quirúrgicas de SIMAS que lastiman y destripan sin piedad y sin la reparación adecuada, la repavimentación y señalización que con tanto esfuerzo y costo se están llevando a cabo en el presente (Continuará).
