ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
(DÉCIMA SÉPTIMA PARTE)
LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PUENTES
La importancia de la señalización dentro de nuestro sistema vial, a lo largo de calles y avenidas, radica primordialmente en lo que viene a ser un estilo de lenguaje no verbal, muy semejante al que me refería la semana pasada en relación con los bebés, al igual que el que se ha desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad. Se trata de un sistema que idealmente debería facilitar la interacción y la comunicación de todos aquéllos quienes circulamos por las ciudades, ya sea que se trate de los peatones o de los conductores de esa enorme variedad de tan diversos tipos de vehículos que todavía en esta época forman parte del tráfico cotidiano. Lo mismo me refiero a esos primitivos, tradicionales y todavía muy útiles carritos de mulas, que nos recuerdan el desierto que habitamos y nuestra todavía condición de población agrícola luchando por cambiar de status, que contrastan también con la modernidad de aquellos instrumentos con ruedas de mayor o menor tamaño como son los patines y patinetas de los adolescentes que suelen maniobrar casi en forma increíblemente coordinada y acrobática, o igualmente los triciclos, bicicletas y motos de tantos calibres, que al igual que mosquitos gigantes zumban y zigzaguean entre las hileras de automóviles en movimiento jugándose la vida y la suerte, independientemente de si utilizan o no el casco protector o si llevan algún tipo de luz que por las noches nos indique su presencia. Asimismo, contamos con los tan enormes y pesados transportes de carga que cruzan a toda velocidad las zonas urbanas, para ocupar en ocasiones el ancho de nuestras avenidas y atravesarse de un extremo a otro hasta cerrar el paso mientras logran maniobrar su llegada a algún espacio específico donde estacionarse. Paralelamente existe una tan variada y además democrática colección de autos, camionetas, pick ups, vans y demás vehículos de tan diferentes estilos, marcas, dimensiones y colores que naturalmente reflejan el uso, los sueños, las fantasías, los hábitos, los rasgos de personalidad, los recursos y obviamente el estado socioeconómico de nuestra población. Algunos que son tan antiguos en ocasiones que parecen emparentados con los carritos de mulas, mientras otros resaltan en líneas sumamente modernas, aerodinámicas y tan tentadoramente lujosas que marcan la preferencia del status buscado a la vez que tientan al destino en este nuevo período histórico que estamos viviendo. Sin importar el costo o la marca del vehículo, los hay circulando sin placas o con placas, transparentes y sin polarizar o polarizados hasta su máxima oscuridad que seguramente les permite guardar los secretos más íntimos. Pero además, para una región como ésta, la novedad en vehículos ya no se limita exclusivamente a las patrullas y motocicletas de nuestros famosos agentes de vialidad o los de policía, sino que resalta la presencia, desfile y vigilancia constante de los convoyes militares o de policías federales que forzadamente han convertido en los últimos meses a nuestra comarca, en lo que casi se podría describir como una singular zona de guerra, en una especie de estado de sitio no necesariamente registrado como tal, pero presente todo el tiempo.
En líneas generales, así podríamos describir lo que viene a representar nuestra tan concurrida y característica población vial urbana de esta comarca en el presente, como una muy extensa, colorida, contrastante y exageradamente variada fauna a la que todos pertenecemos en nuestro diario circular por calles y avenidas de cualquiera de las tres ciudades principales que la conforman. Precisamente, ese sistema no verbal de señales presente en toda la región, está diseñado y dedicado para todos nosotros quienes conformamos ese conglomerado, como una forma de guiarnos, educarnos y ayudarnos a mantener cierto orden en nuestra circulación y comunicación vial de los unos con los otros (Continuará).
