LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PUENTES
(VIGÉSIMA SEXTA PARTE)
Al hablar de la construcción de puentes entre los estudiantes, la evaluación de los resultados que se han obtenido durante este semestre o durante el año escolar completo, les servirá tanto a las escuelas como a los padres y a los estudiantes mismos, como una especie de guía que les ayudará a conocer y comprender mejor la forma en que se desempeñaron durante ese período unos y otros, el porcentaje de éxito logrado en cuanto a los objetivos que se esperaban, así como las fallas o los aciertos presentes en cada caso. Desgraciadamente, los resultados obtenidos al final de los cursos, no en todos los casos son valorados, analizados o comprendidos de esta manera, como esa guía que les ayude a todos a reforzar los aciertos y las capacidades demostradas y desarrolladas, o a reconocer t comprender a profundidad las raíces de las fallas detectadas para poder corregirlas de forma adecuada y específica. Por lo general, el final de cursos se convierte en una especie de meta anhelada por todos, estudiantes, maestros, padres de familia y el personal mismo de las instituciones educativas, que desean terminar lo más pronto posible para alejarse y tomar un período de reposo y de vacaciones. Por lo mismo, se tiende a presentar como un período de tiempo bastante crítico, que es agitado, acelerado y estresante para todos, a pesar de que se diluye un tanto o se incrementa aún más con los preparativos para las ceremonias de las graduaciones o las fiestas, al término de las cuales casi nadie quiere saber más de las escuelas o de la educación.
Y sin embargo, éste suele ser además un período bastante conflictivo para muchos alumnos y sus respectivos padres y familias, cuando los resultados han sido pobres o incluso negativos, y su deterioro se ha evadido y aplazado a lo largo de todo el período escolar, sin haberse valorado previamente para poder tomar a tiempo las medidas necesarias correspondientes y lograr corregir entonces las fallas en el momento mismo en que se detectaron. Naturalmente que en tales casos, al llegar a ese punto tan álgido, se desatan abierta y hasta explosivamente toda clase de emociones, con sentimientos que van desde la angustia, la frustración, la desilusión, el enojo, la vergüenza, la impotencia hasta toda clase de culpas y recriminaciones entre unos y otros, incluidos los maestros, sin que a veces se pueda llegar a algún tipo de entendimiento global que les ayude a solucionar una crisis semejante. Algunos en el calor de esta crisis, buscan corregir candorosamente en unas cuantas horas o días las fallas que se presentaron a lo largo de todo un año escolar o incluso aquellas que se han remontado a los años anteriores, lo que obviamente incrementa la desesperación, la frustración, el enojo y la impotencia, a menos que dependiendo de la institución, la familia o el estudiante, se llegue a algún tipo de negociación conciliadora para todos. Mientras en algunos casos, esa negociación implica una valoración más a fondo de las raíces de las fallas del alumno o de la alumna, de manera que se busque ayudarle a corregirlas, en otros casos, simplemente se le vuelve a aceptar para el siguiente ciclo escolar con la esperanza de que mejore por sí solo, y sin brindarle el apoyo que realmente necesita, lo que naturalmente trae consigo el riesgo de que se repita la misma situación al no haber sido valorada adecuadamente.
Para otros, la solución suele ser muy radical y tajante, de modo que el o la estudiante es expulsado de la escuela, para buscar entonces alguna otra donde se pueda acomodar, en la que sí es afortunado, se llegará a revisar su expediente y se buscara detectar y corregir las fallas existentes, para prestarle la ayuda y el apoyo necesarios. Desgraciadamente en muchos casos, ese tipo de estudiantes son aceptados automáticamente, sin que se revisen ni se valoren las causas básicas de dicho fracaso, por lo que se pierde la oportunidad de que reciba la ayuda que necesita. Como resultado, existe siempre el riesgo durante los siguientes períodos escolares, de que las fallas al no ser corregidas se sigan repitiendo, a veces inclusive con mayor intensidad, lo que puede resultar en una serie de consecuencias académicas a futuro, incluyendo la deserción parcial o total. Pero todavía es peor el hecho de que muchos de ellos presenten igualmente repercusiones de tipo psicológico o psiquiátrico, de acuerdo a su tipo de personalidad y a las fuerzas, los recursos y al ambiente emocional en el que se desenvuelve cada uno y su respectiva familia (Continuará).
Asociación de Psiquiatría y Salud Mental de La Laguna A.C. (PSILAC)