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NUESTRA SALUD MENTAL

LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PUENTES

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

(TRIGÉSIMA TERCERA Y ÚLTIMA PARTE)

En los últimos meses, he intentado hacer un recorrido en esta columna a lo largo de toda clase de puentes, desde aquéllos que son reales y concretos, y que por lo mismo adornan, embellecen y le dan un toque característico y distinguido a algunas de las muchas ciudades fascinantes de nuestro planeta, como Roma, París, Venecia, Estambul, San Francisco, Nueva York y tantas otras, hasta aquellos otros puentes que son más nuestros, más mexicanos y locales y nos pertenecen. Pero además, he tratado de trazar un paralelo entre esos puentes físicos y concretos, a los otros, a aquéllos que los seres humanos extendemos entre unos y otros para relacionarnos y comunicarnos entre sí, a la vez que también intentamos conectarnos con nuestro yo interno; ese yo que en ocasiones nos aparece tan distante, desconocido y extraño, a pesar de que dentro de él se originen nuestras fantasías, nuestros sueños, nuestros proyectos y anhelos más profundos, en esa zona oscura que todos cargamos. Soñamos puentes que en ciertas ocasiones nos atrevemos a confesar, a delinear, a expresar o inclusive hasta a diseñar gráficamente cuando perdemos el temor de hacerlo, lo que nos permite alcanzar ese punto en el que podemos iniciar su construcción paso a paso, acelerada e impulsivamente para algunos, mientras resulta más pausada y reflexivamente para otros. Puentes de toda clase de estilos, formas y colores, surgidos de las raíces de nuestra imaginación y de nuestra creatividad, que a veces resultan demasiado complejos, costosos y difíciles de realizar, sin que poseamos los recursos necesarios, pero que en otras ocasiones, nacen y se moldean espontáneamente tan sencillos y prestos para ser puestos en acción, mientras les dediquemos la constancia y el esfuerzo necesario. Estoy seguro que desde enero, ese mes en que se inicia nuestro calendario, ese mes que se marca como la línea cero para la mayoría, se echaron a andar infinidad de sueños, planes, proyectos y puentes, de los cuales cada uno de nosotros se ha tenido que responsabilizar para su ejecución en los meses subsecuentes hasta llegar al momento actual. ¿Cuáles han sido los resultados para cada uno? ¿Qué tan paciente, organizado, fiel, constante, disciplinado, creyente, dinámico, confiado, estricto o entusiasmado ha sido cada individuo para llevarlo a cabo? El hecho de llegar hasta esta línea imaginaria del cierre de un primer semestre, nos ayuda a medir los resultados como un reflejo de nuestras habilidades, de nuestros hábitos y capacidades en el difícil arte de construir puentes, que no es otro arte sino el de saber vivir o inclusive sobrevivir en estos tiempos. ¿Ha sido verdaderamente suficiente y satisfactorio lo que hemos logrado, o al revisarlo, nos damos cuenta de nuestros errores y los obstáculos que hemos encontrado, por lo que requerimos de una mayor inversión de tiempo y esfuerzo? ¿Y si lo hemos terminado exitosamente, estamos preparados para continuar con nuevos puentes y proyectos; o para aquellos que son capaces de construir varios proyectos a la vez, tales cuestionamientos se duplican o triplican? Además, el ubicarnos en el presente y medir tales resultados, nos ayuda a redefinirnos, a conocernos mejor, y por ende, a prepararnos para el futuro. A pesar de que hay quienes afirman que debemos vivir siempre en el presente, en el aquí y el ahora, la realidad es que todos tenemos un pasado del cual siempre podremos aprender muchísimo, tanto de los errores como de los aciertos; y aunque incierto, pero igualmente tenemos un futuro, proyectado como ese espacio en blanco en el que seguimos intentando diseñar y dibujar nuestros planes y nuestros sueños, aquellos que con nuestras acciones y entusiasmo, habrán de convertirse en los puentes que deseábamos construir. El presente siempre nos ubica en esa fina línea divisoria entre el pasado y el futuro; hot nos encontramos en ese espacio, tal y como estuvimos ayer y lo estaremos mañana. Día con día, las opciones para construir se ensanchan frente a nosotros, y nos invitan a proseguir, a desarrollarnos, a madurar y a mantener vivos nuestros proyectos hacia el futuro, como aspectos fundamentales de ese proceso de vida que en parte nos pertenece, y que se nos presenta como un interminable desafío. Soñar, diseñar, planear y ejecutar la construcción de nuestros puentes, a pesar de las dificultades y obstáculos que encontramos en el camino, son etapas que requieren de nuestros esfuerzos constantes para seguir adelante y lograr sobrevivir. Es ese nuestro reto de vida. (Fin).

Asociación de Psiquiatría y Salud Mental de La Laguna A.C. (PSILAC)

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