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NUESTRA SALUD MENTAL

EL ESTRÉS QUE VIVIMOS

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA (PRIMERA PARTE)

Indudablemente, el estrés es un término que se ha popularizado aún más en nuestros días, a pesar de que realmente ha sido acuñado y conocido como tal desde hace ya bastante tiempo, posiblemente desde los inicios del siglo pasado, y más específicamente en las décadas de los treintas, cuarentas y cincuentas en que se empezó a explorar su significado en mayor detalle y profundidad en el área de la salud mental. A raíz de una serie de experimentos efectuados en ratas de laboratorio en esa época, en los que se ponía a prueba la capacidad de estos animales para escapar de situaciones de riesgo y peligro, o precisamente para registrar su dificultad para resolver y triunfar ante tales experiencias de experimentación, se descubrieron una serie de reacciones muy importantes. Como sucede en muchos casos en la investigación en el área de las ciencias, los resultados de estos experimentos fueron extrapolados a nosotros los seres humanos, en un intento por comprender la forma en que reaccionamos física y psicológicamente ante tales experiencias de amenaza o de peligro, semejantes a las enfrentadas por estas ratas en el laboratorio. Las ratas presentaron dos reacciones básicas ante dichas circunstancias: la primera consistió en enfrentar y luchar contra el peligro, mientras que la huida fue la segunda opción, reacciones que en el idioma inglés se popularizaron como "fight or flight reaction" (reacción de pelea o vuelo), términos que aún permanecen vigentes. Fue entonces, cuando gracias al seguimiento que se les dio a estos experimentos, empezó a definirse más ampliamente el concepto del estrés y de las reacciones fisiológicas que experimentaban tanto las ratas como los seres humanos ante este tipo de experiencias; un conjunto de reacciones que uno de estos investigadores bautizó con el nombre de "síndrome de adaptación general". Desde el momento en que dicha investigación se llevó a cabo en países de habla inglesa, el término que se utilizó para designar una parte de estas reacciones, fue precisamente el de "stress" (en inglés), un término que se ha generalizado mundialmente al ser relacionado con todas aquellas experiencias que nos producen miedo y ansiedad, y que en los países de habla castellana, se modificó como "estrés", que es precisamente el término castellanizado que utilizamos en la actualidad.

Curiosamente, "stress" es un vocablo que tiene que ver con el concepto de elasticidad, y que nació en el área de la física y de la ingeniería industrial desde fines del siglo XVII. Originalmente se aplicaba al esfuerzo o a la presión que ejercían cierto tipo de máquinas para modificar e incluso deformar el cuerpo de determinados objetos, como parte de las funciones para las cuales fueron diseñadas en sus áreas específicas. Pero a su vez y en contraste, este término se aplicaba igualmente a la resistencia que dichos objetos presentaban para no ser deformados, lo cual nos señala un concepto que funciona en ambos sentidos, es decir, tanto en la presión que se ejerce sobre el objeto, como en la resistencia del mismo ante dicha presión para no ser modificado. Por ello, nos podemos dar cuenta, que se trata de un concepto muy fácilmente aplicable en los experimentos con las ratas del laboratorio, pero igualmente válido para los seres humanos, en cuanto a nuestra propia capacidad de elasticidad. A lo largo de la vida nos encontramos con una serie de circunstancias, eventos o factores que juegan ese papel en lo que se ha dado en considerar como factores estresantes, puesto que ejercen una presión de mayor o menor intensidad sobre nosotros. Ante tales presiones, cada individuo pondrá a prueba su capacidad elástica, al estar sujeto a su cierto nivel e intensidad de resistencia, de acuerdo naturalmente a una serie de características, como pueden ser el género, su edad, sus rasgos físicos, su salud, su sensibilidad y vulnerabilidad, sus condiciones y circunstancias de vida, así como toda una variedad de factores muy personales y únicos para cada uno de nosotros que nos definen individualmente, y que además nos permiten enfrentarnos al ambiente en el que vivimos y al que pertenecemos para lograr adaptarnos y sobrevivir. En esa forma, nos damos cuenta que existe una lucha presente constantemente entre una gama de factores externos que nos presionan desde afuera, desde el ambiente en el que vivimos, a los que respondemos con una serie de factores internos por así llamarlos, que son nuestras capacidades, esos instrumentos personales con los que contamos para resistir tales presiones. Aún desde un punto de vista muy básico y simplista, el resultado de esa lucha cotidiana, consiste precisamente en el intento por mantener un equilibrio u homeostasis entre el individuo y su ambiente, como una forma de conservar la salud tanto en el territorio físico como en el mental (Continuará).

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