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NUESTRA SALUD MENTAL

EL ESTRÉS QUE VIVIMOS

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

Al revisar la historia de la humanidad, podemos cerciorarnos de la forma en que se ha tratado al cuerpo humano desde muy diferentes perspectivas, ideologías y puntos de vista, con variaciones importantes que han oscilado en direcciones y extremos muy opuestos a través de los siglos, de acuerdo a la época y al nivel de desarrollo de la educación, de la organización, de la libertad en sus sistemas, creencias y religiones de las diferentes razas, sociedades y culturas de nuestro planeta. En ese sentido podemos reconocer que en ciertas geografías y etapas de la historia, la naturaleza del cuerpo humano se ha manifestado completamente al descubierto, tal y como es, sin que ello representara intensas crisis histéricas y morales. Sin embargo, en otras épocas y sociedades, la desnudez del cuerpo ha provocado sentimientos intolerables de vergüenza, de culpa y de ansiedad, al grado de prohibir estrictamente su exhibición para cubrirlo luego por completo de la cabeza a los pies, bajo códigos morales sumamente severos. Paralelamente a tales vaivenes de en los que se ha mecido el ser humano con su cuerpo entre extremos tan contrastantes, ya fuese para ser expuesto o escondido a lo largo de su historia, orgulloso o avergonzado, la sexualidad naturalmente ha participado de un curso similar, al manifestarse de una u otra manera: más libre, comprendida y permitida por un lado, o prohibida, satanizada y oculta por el otro, en tan diferentes y variados estilos de acuerdo a las fantasías, las creencias y los cambios en la forma de pensar y de actuar de cada grupo social. Por lo mismo, es verdaderamente interesante entonces, el hecho de que a pesar de esa historia tan larga de miles o millones de años, en que hombres y mujeres han cargado con sus cuerpos y su sexualidad por tan distintos rincones y geografías del planeta, no haya sido sino hasta apenas el siglo pasado, nuestro revolucionario siglo XX, cuando se llevaron a cabo los primeros estudios de la sexualidad con una metodología más científica. A través precisamente de la exploración y la investigación de su desarrollo, de su anatomía y su fisiología, así como de la forma en que repercute en todos nosotros como seres humanos, tanto en el área de nuestros pensamientos, como de nuestras emociones y por supuesto que de nuestras conductas.

A pesar de sus dotes como médico, neurólogo, psiquiatra y creador del psicoanálisis como una teoría para comprender el comportamiento humano, a la vez que como un método de tratamiento para los conflictos emocionales, Sigmund Freud, desgraciadamente también ha sido etiquetado como un "viejo perverso, obsesionado por el sexo" por aquellas personas y grupos ignorantes y poco familiarizados con su verdadero trabajo y sus avanzadas teorías todavía vigentes en el presente. Para estas personas, su "perversidad" posiblemente radicó en el hecho de ser uno de los pioneros en el campo de la sexualidad, al descubrir, demostrar y publicar precisamente que la sexualidad forma parte de nuestra esencia y se manifiesta a través de diferentes señales y sensaciones que se inician desde la infancia más temprana en los bebés, para posteriormente seguir su curso a lo largo de la infancia hasta alcanzar los inicios de la pubertad, y atravesando por diversos períodos con características variables y muy propias de cada uno de ellos. Para su época, y aún ahora, se trató de descubrimientos que obviamente escandalizaron al cerrado mundo victoriano en el que le tocó vivir, y que aún en el presente tienden a escandalizar a muchos, pero que afortunadamente vinieron a abrir las puertas para los importantes estudios e investigaciones subsecuentes que han continuado desde entonces hasta llegar a nuestra época. Alfred Kinsey y su equipo de colaboradores en las décadas de los cuarentas y los cincuentas, lograron reunir a través de sus minuciosas y exhaustivas encuestas cara a cara en EUA, un vasto cúmulo de información sobre los comportamientos sexuales existentes en los ciudadanos comunes de ese país, información que ha mantenido su importancia aún en el presente. Por otro lado, la pareja de William Masters y Virginia Johnson en las siguientes décadas, también en EUA, utilizaron la observación directa como método para investigar los cambios fisiológicos y las reacciones humanas durante la excitación sexual, tanto en hombres como en mujeres. Sus resultados nos han provisto de una amplia y novedosa información sobre las diferencias que existen entre hombres y mujeres en sus respectivas respuestas a la excitación y al logro del orgasmo, información que también se mantiene vigente en la actualidad y que ha sido sumamente útil en este campo, para el estudio y la comprensión de las diferentes disfunciones sexuales. A su vez, basada en dichos estudios, la Dra. Helen Singer Kaplan se abocó en las décadas subsecuentes a proseguir el estudio y la investigación de tales disfunciones, para clasificarlas y buscar diversos métodos de tratamiento más específicos para cada una de ellas. Naturalmente que esta exploración de la sexualidad no se ha detenido ahí, sino que ha proseguido y se va ampliando cada vez más en esa búsqueda de las respuestas y de la información que como personas necesitamos conocer sobre nosotros mismos. ¿Hasta qué punto estamos al tanto de la existencia de estos investigadores, y hasta qué punto conocemos los resultados obtenidos en sus estudios en el campo de la sexualidad; y la información práctica que se deriva de ellos y que obviamente podemos aplicar en nuestra vida diaria, a la vez que expandimos nuestros conocimientos sobre esta área aparentemente tan oscura, prohibida y difusa según lo que nos ha dictado esa herencia educativa que hemos recibido? (Continuará).

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