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Nuestra Salud Mental

Por: Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRIA

Y SALUD MENTAL

DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC).

CAPÍTULO ESTATAL

COAHUILA DE LA

ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.

EL ESTRÉS QUE VIVIMOS.

DECIMOQUINTA PARTE.

A la larga, la presencia de estos "cuartos oscuros" en relación al conocimiento de nuestra sexualidad, que desgraciadamente tienen que ver con esa ignorancia, oscurantismo y desinformación que aún existe en un buen porcentaje en el presente, y que hemos heredado de generación en generación en nuestra sociedad, desde la infancia más temprana hasta el último soplo de la vejez, ello va a traer una serie de consecuencias muy importantes en nuestro desarrollo emocional como seres humanos y como seres sexuales que también somos, algo que definitivamente no podemos negar. Lo que llamamos "educación sexual" en el presente, eso que forma parte de los programas que se han generalizado en las escuelas desde los niveles de primaria, secundaria y preparatoria, y que curiosamente desaparecen al llegar a los niveles universitarios, algo difícil de comprender puesto que es ahí donde obviamente siguen siendo tan o más necesarios dichos conocimientos para los adultos jóvenes, tales programas han sido superados por mucho a través de la información que se genera a través de los medios de comunicación masiva y del ambiente informal y más abierto que caracteriza a nuestro mundo actual. Podríamos decir que hasta cierto punto, y dependiendo del enfoque específico e individual que se le dé a estos programas en cada una de las instituciones escolares, la información que se ventila tiende a ser repetitiva, poco interesante y atractiva para los estudiantes, así como insuficiente y limitada en muchas instancias, al grado que se llega a tornar obsoleta comparada con la que estos chicos y chicas reciben en la calle.

Habría que considerar además, quiénes son los encargados de dar esta información, el nivel de capacitación especial, de educación y de experiencia que tienen ellos mismos en el manejo de una materia tan importante y delicada como esta, así como los prejuicios y el sesgo que estén involucrados en sus creencias y en sus enseñanzas. A pesar de que se supone demagógicamente que debiera existir un solo programa nacional de educación sexual para las escuelas, la realidad es que tenemos que tomar en cuenta que éste se ramifica en múltiples programas, de acuerdo a la amplitud del criterio, la apertura de pensamiento, la orientación específica, los prejuicios y tantas otras características que prevalecen en cada una de las instituciones, lo que al final de la jornada vendrá a definir el tipo de información que se proporciona y el estilo tan diferente y variado que surge entonces de eso que se da en llamar "educación sexual". Me parece que al igual que sucede en nuestro país con muchos otros programas y temas tan importantes como este, el tema de la sexualidad, y la manera como se informa o se educa al respecto, necesitan ser revisados por expertos en forma minuciosa y continua una y otra vez, de acuerdo a los resultados de las investigaciones más recientes y actualizadas, así como de acuerdo a las necesidades reales de todos nosotros los mexicanos, ya sea que se trate de niños, adolescentes o adultos.

¿Cuáles son algunas de las repercusiones generales que sufrimos como parte de la presencia de esos "cuartos oscuros" y secretos que nos empeñamos en mantener bajo tantos candados? Uno se pregunta qué tanto influye esa ignorancia y desinformación en diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana, tales como por ejemplo esa cada vez más frecuente epidemia de embarazos tan tempranos en adolescentes que aún no están preparados emocionalmente, y a veces ni siquiera biológicamente para asumir esos roles y todas las consecuencias que se derivan de ello. O tal vez con tantos casos de abuso sexual de menores, niños y niñas que aparenta ser tan limitado y secreto, pero que en la vida real quizás exista en mayores proporciones de las que quisiéramos aceptar, pero que por lo mismo se mantiene encubierto.

La pregunta también surge en cuanto a la presencia de una serie de trastornos del funcionamiento sexual que posiblemente también se encuentran más presentes de lo que nos imaginamos tanto en hombres como en mujeres, en el corazón de las familias, y en la intimidad de los vínculos matrimoniales: por ejemplo, problemas en el proceso de la erección y de la eyaculación, tales como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz, temas que pueden ser bastante socorridos en los consultorios, a pesar de la culpa, de la vergüenza y del orgullo herido que generan en los varones, al grado que en muchos casos les dificulta o les impide solicitar la ayuda necesaria. Por otro lado, trastornos del tipo de la disfunción orgásmica o inclusive de la anorgasmia total que muchas mujeres padecen y han padecido callada y sumisamente durante tantos años, como producto de esa represión originada precisamente por este nuestro estilo de educación desde la infancia. Toda una variedad de trastornos que se han mantenido en la oscuridad por mucho tiempo en hombres y en mujeres, sin que siquiera se atrevan a manifestarlos, ante lo desconocido y lo secreto de un tema tan sensible y a la vez tan tabú como es el de la sexualidad, que definitivamente se convierte en una fuente cotidiana del estrés que compartimos (continuará).

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