Tuvieron que ser asesinados 14 jóvenes en Ciudad Juárez para que el Gobierno Federal reaccionara con un programa integral de combate al crimen que, además de la respuesta policiaca, incluyera esfuerzos en educación, deporte, cultura y recuperación de espacios públicos.
En Torreón, 10 jóvenes tuvieron que ser asesinados para que el Gobierno del Estado respondiera con un programa similar para alejar a generaciones de laguneros tentados por la delincuencia.
Ambos programas son, sin duda, esfuerzos mayores a lo que hasta ahora se ha hecho, pero no dejan de ser reactivos, más que proactivos. La violencia en la Comarca Lagunera, como en Juárez o el resto del país, no es nueva. La espiral lleva al menos tres años, pero una incubación a lo largo de un tiempo mayor.
En todo ese lapso, las autoridades federales y locales en cada una de las entidades azotadas por el crimen organizado, no han tenido éxito para arrebatarle espacios a la delincuencia, que extiende su control sobre zonas enteras del territorio y se involucra cada vez más en actividades económicas.
Los programas de Palermo y Medellín para convertir zonas de delito en comunidades urbanas cohesionadas y pacíficas ya daban éxito desde antes de que en México se desatara la guerra contra el crimen, pero sólo hasta ahora las autoridades han volteado a ver esas experiencias para aplicar las mismas lecciones en ciudades como Juárez o Torreón.
En el discurso, figuras como el Presidente Felipe Calderón o los gobernadores Humberto Moreira, de Coahuila, e Ismael Hernández Deras, de Durango, insisten en que se hace todo lo posible en la lucha contra el crimen y que no habrá marcha atrás. Se profesan votos de confianza en el Ejército y las instituciones, pero la cifra de muertos aumenta día con día.
Ahora la guerra contra el crimen organizado ha comenzado a cobrar una cuota de vidas inocentes en una nueva, terrible faceta de la violencia. Calderón y otras autoridades han hecho bien al señalar que la estrategia no ha funcionado, pero ahora deben convencer a una sociedad cansada para que apoye las nuevas.