"La causa número uno
Del problema de drogas en
Estados Unidos es nuestra
Enorme demanda."
Gil Kerlikowske
Rectificar es de sabios, especialmente cuando las estrategias que se han venido utilizando han resultado fallidas. En ese sentido hay que aplaudir el anuncio del Gobierno del presidente Barack Obama de los Estados Unidos, hecho a través del jefe de la oficina antidrogas de la Casa Blanca, Gil Kerlikowske, de una nueva Estrategia Nacional de Control de Drogas.
Kerlikowske, un controvertido ex jefe de Policía de la ciudad de Seattle, dio a conocer su estrategia este 11 de mayo a poco más de un año de asumir la titularidad de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca.
Desde que asumió el cargo de zar antidrogas del Gobierno de Obama, Kerlikowske, rechazó la expresión "guerra contra las drogas" popularizada en gobiernos anteriores. "No estamos en guerra contra la gente de este país" dijo al Wall Street Journal en una entrevista publicada el 14 de mayo de 2009. Para Kerlikowske las drogas deben tratarse como un problema de salud pública y no sólo de justicia criminal. Más que cárcel, ha dicho, lo que hay que buscar es tratamiento. De hecho, un hijastro de Kerlikowske, Jeffrey, ha sido detenido por uso de drogas; el propio presidente Obama ha reconocido haber usado estas sustancias en su juventud.
La nueva Estrategia Nacional de Control de Drogas de los Estados Unidos establece cuatro objetivos concretos con un plazo de cumplimiento de cinco años: (1) reducir en un 15 por ciento el uso de drogas entre los jóvenes, (2) disminuir el uso de drogas entre los jóvenes adultos en 10 por ciento, (3) bajar el número de usuarios crónicos de droga en 15 por ciento y (4) reducir la prevalencia de conducción de vehículos bajo el influjo de drogas en 10 por ciento.
Lo significativo es que el Gobierno estadounidense no se está ya poniendo objetivos de decomisos de droga o de gasto de recursos para la represión del narcotráfico. Las metas ahora son una disminución tangible y presumiblemente medible en la demanda. En este sentido Kerlikowske está dando un paso enorme en la dirección correcta. Se está convirtiendo en el primer responsable de la lucha contra las drogas del Gobierno estadounidense en aceptar, ya no en discursos sino en un programa de trabajo, que el problema es la demanda.
Pero, claro, una cosa es prometer una reducción de la demanda y otra muy distinta lograrla. Además, los objetivos a cinco años que el propio Kerlikowske califica de muy ambiciosos parecerían poco significativos en términos prácticos. Una disminución de entre 10 y 15 por ciento en la demanda no cambiaría de forma notable el mercado de la droga.
La nueva estrategia, ha subrayado Kerlikowske, no contempla la legalización de las drogas: "Mantener la prohibición de las drogas reduce la disponibilidad y la demanda -señaló-. Por eso este Gobierno se opone firmemente a la legalización de la marihuana o de cualquier otra droga."
El que se mantenga la prohibición casi garantiza que persista la violencia en México, aun cuando efectivamente se logren las disminuciones de 10 o 15 por ciento en el consumo estadounidense. Por ello la nueva estrategia es un paso en la dirección correcta para la Unión Americana, pero no llevará a una disminución de la violencia del narco que agobia a nuestro país.
Mucho dinero y tiempo de medios gastaron los legisladores federales en comunicarnos hace unos meses, a través de una intensa campaña de publicidad, que con sus reformas a la ley lograron que en México todos seamos considerados inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Habría que preguntarle a Ricardo Rubí Bustamante, uno de los funcionarios detenidos por sus presuntos vínculos con el narco en el "michoacanazo" del 26 de mayo de 2009. Este pasado 11 de mayo se le dejó finalmente en libertad: "Más que una injusticia fue un error", dijo Rubí. Sí, un error que le hizo pasar un año a la cárcel.
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