Jean Beausejour protagonizó ayer un altercado durante el entrenamiento del América, aunque no pasó a mayores. (Jam Media)
Un mes después, las diferencias volvieron a aparecer en el entrenamiento del América. El problema para los nuevos involucrados es que todo apunta a que esta vez sí habrá sanciones por el altercado.
Ángel Reyna y Aquivaldo Mosquera no recibieron castigo alguno tras el incidente que protagonizaron hace cuatro semanas, historia que no se repetirá con Adolfo Rosinei y Jean Beausejour, quienes ayer se dieron de empujones durante el interescuadras.
El técnico Jesús Ramírez asegura que "en una jugada tuvieron una fricción y de ahí se generó, pero no pasó a mayores". Sin embargo, "esta situación se va a manejar internamente. Debe haber algo en base al reglamento [del club]".
Jaime Ordiales, director deportivo de las Águilas, había asegurado que estas situaciones no se tolerarían más, por lo que la sanción será automática.
A Chucho no le agrada experimentar esto, aunque intenta encontrarle el aspecto positivo. El director técnico americanista sabe que no es lo ideal, pero opta por tomarlo como una muestra de la intensidad con la que se pelea siempre, incluso desde las prácticas.
"Es lo que estamos viviendo por el deseo de jugar", afirma. "Evidentemente, no estuvo bien, pero es parte del futbol y afortunadamente no pasó a mayores".
Se acerca la parte crucial del Bicentenario 2010, en la que el América se jugará su boleto a la liguilla, y el entrenador azulcrema no desea rupturas en el grupo, por lo que advierte su intolerancia a otro episodio así.
El de hoy quedó resuelto de inmediato al "platicar con ellos, tranquilizar la situación, que esto no pase a mayores. Y va para todos: en este momento, necesitamos estar como grupo".
Ramírez espera que ese ímpetu también se muestre en el duelo del domingo frente al Puebla.
"Siempre sucede en cualquier lado. Nos ha pasado aquí mismo", recuerda. "No es lo correcto, lo que uno desea, pero -por otro lado- ves la intensidad, el deseo que tiene cada uno por estar dentro de la cancha y eso hay que canalizarlo el domingo".
Intensidad, sí; descontrol, jamás. Ramírez está convencido que estos desencuentros sólo se deben al deseo por destacar y no son un reflejo de la tensión que se podría experimentar a causa de que su equipo jugará tres partidos, como visitante, de forma consecutiva.
"No [están] nerviosos", sentencia, mientras el ceño se le frunce. "Simplemente, es el deseo de jugar y que en cada acción se juega con todo, no importa que sea en el interescuadras".
"Por un lado eso me deja tranquilo, porque es lo que uno desea de los jugadores, que no nada más en los partidos, sino que se brinden al máximo toda la semana. Obviamente, hay que canalizarlo de la mejor manera", aseveró.
