Una mujer colombiana de 57 años, de 120 kilos de peso y parapléjica de nacimiento se encuentra en un hospital de Medellín, después de haber podido salir de su casa por primera vez en 20 años con ayuda de los bomberos.
Amparo Hernández, que ingresó al Hospital Pablo Tobón Uribe, está siendo sometida a diversas pruebas con vistas a determinar si puede ser sometida a un "by pass" gástrico.
Hernández sufre una "obesidad progresiva", que se ha agravado a pesar de las sucesivos tratamientos que ha recibido, así como una parálisis producida por un derrame cerebral que sufrió cuando aun estaba en el vientre de su madre, lo que le impide mover los miembros inferiores.
Según Díaz, miembro del equipo médico a cargo de la mujer, su estado de salud general es "estable, dentro de una calidad de vida mala", y aunque no muestra problemas cardiacos o respiratorios, tiene posibilidades de poderlos desarrollar más adelante.
La salida de Amparo Hernández de su casa de Medellín fue posible gracias a la fundación Gorditos de Corazón.
Decenas de vecinos se agolparon alrededor de su casa cuando un grupo de cuatro bomberos y personal de la fundación entraron a la vivienda levantaron a Amparo de su silla de ruedas y la evacuaron en camilla, en un operativo que duró cerca de media hora.
Desde que sus padres fallecieron hace cuarenta años, Amparo quedó bajo el cuidado de su hermana Gilma, ahora de 76 años y 47 kilos de peso, que apenas sacaba fuerzas para moverla al baño y acostarla casi a rastras.
"Yo nunca me cansé. Casi toda la vida la he dedicado a mi hermana, pero ahora mi estado de salud me imposibilita responder a sus requerimientos. Hace más de 20 años que no la saco porque me da miedo. La última vez se me rodó en la calle, a veces se impacienta conmigo pero no le gusta que otra persona la cuide", explicó Gilma al diario El Tiempo.