La inseguridad y la violencia en México alcanzaron al futbol en este año que se va. Por ello, más allá de los logros en lo deportivo, este 2010 también será recordado por una serie de acontecimientos extra-futbol que ensombrecieron a la liga nacional.
Apenas arrancando el año, un lunes 25 de enero, el delantero del América, Salvador Cabañas, acudió junto con su esposa y cuñado al Bar Bar, ubicado al sur de la ciudad de México. Pasadas las 05:00 horas, en el baño del lugar, fue baleado en la cabeza.
Desde entonces, los medios deportivos dieron cuenta no sólo del estado de salud del futbolista, sino también de los resultados que arrojara la investigación en manos de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal.
El jugador fue intervenido quirúrgicamente, pero nunca se le extrajo la bala. Sus familiares se lo llevaron fuera de México para ingresarlo en una clínica de Argentina, donde meses después apareció ante las cámaras notablemente recuperado, aunque siempre dijo no recordar nada sobre la agresión.
Mientras que en tierras mexicanas, el procurador Miguel Ángel Mancera presentaba videos donde aparecían los supuestos agresores, un tal José Jorge Balderas Garza, alias el "JJ", y su acompañante José Francisco Barreto García "El Contador". El primero sigue prófugo, mientras que el segundo cayó en el mes junio.
Y en el colmo del drama en el club de Coapa, para febrero su mediocampista Juan Carlos "Torito" Silva fue herido de bala en un intento de asalto. El proyectil únicamente rozó uno de los glúteos, por lo que su vida no corrió peligro. El Ministerio Público le tomó su declaración y regresó a entrenar sin problemas.
También en Cruz Azul la nota deportiva se convirtió en nota roja. Cinco años después de que sufriera del secuestro de su entonces director técnico, Rubén Omar Romano, la Máquina reportó un ataque a balazos a la casa de Alfredo Álvarez Cuevas, su vicepresidente deportivo.
Fueron seis balas las incrustadas en el portón del domicilio de Álvarez, sin que ninguna atinara a herir al directivo o alguno de sus familiares. Se levantó una denuncia y la PGJDF se encargó del caso. Todo esto acontecido en octubre.
Hasta la fecha no se ha descubierto el móvil de la balacera, aunque se habló desde aficionados fanáticos hasta una posible relación con el conflicto entre la Cooperativa de la empresa cementera y el director jurídico, Víctor Garcés, acusado de fraude.
Ya para finales del 2010, aunque de forma indirecta, la selección nacional también se vio afectada por el clima de inseguridad en el país.
Tan sólo en septiembre, por evitar salir a las calles de Monterrey tras un amistoso entre México y Colombia, el Tri organizó una fiesta al interior del hotel donde se hospedaba, misma que derivó en escándalo, sanciones e incluso la salida de Néstor de la Torre como director de Selecciones Nacionales.
Aunque más serio fue otro duelo amistoso en Ciudad Juárez entre mexicanos y venezolanos, agendado para jugarse en el mes de octubre.
Nunca aconteció nada más allá de lo futbolístico, pero precisamente por la preocupación de que pasara, se observó a un equipo nacional custodiado en todo momento por un importante número de policías federales, todos con armas largas.
Tal vez fue ésta la estampa que mejor ilustró el clima de violencia que ensombreció al futbol en este año: los aficionados que se quedaron con las ganas de un autógrafo por el cerco en el aeropuerto, la cancha rodeada de elementos de seguridad, los once jugadores acompañados por encapuchados y el temor de que sucediera algo más allá del partido. Así cerró el equipo su actividad para 2010.