
Miles de cristianos ortodoxos acudieron al Río Jordán para celebrar la Epifanía en el lugar donde la tradición sitúa el bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Como cada año, la delicada ubicación del lugar -en la frontera entre Jordania y el territorio palestino de Cisjordania, ocupado por Israel- impidió a los fieles sumergirse en el bíblico río, pero no quitó devoción al momento, donde proliferaron las oraciones, cánticos religiosos y bailes. En cambio, el frío y la lluvia, recién llegados a la zona tras semanas de clima casi primaveral, sí desmotivaron a muchos de ducharse o sumergirse en las piletas llenas de agua del Jordán.