Daños. De no atenderse el problema de osteoporosis en México ésta provocaría una epidemia de fracturas.
La osteoporosis es ya un grave problema de salud pública en México que, de no revertirse con programas preventivos, podría causar en menos de 20 años una epidemia de fracturas con un alto costo para el país, advierte la doctora Patricia Clark, reumatóloga, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y jefa de la Unidad de Epidemiología Clínica que la máxima casa de estudios tiene en el Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Actualmente, quien llega a la quinta década de la vida (cuando comienza la pérdida de hueso) tiene una alta probabilidad de sufrir una fractura de cadera, una de las consecuencias más temidas de la osteoporosis.
Según el estudio Epidemiology, costs and burden of osteoporosis in Mexico, de Clark, en ese rango de edad (50 años o más) están ahora 19 millones de mexicanos, y una de cada 12 mujeres y uno de cada 20 hombres sufrirá, a partir de él, una fractura de cadera en México.
"En 2005 se registraron 21 mil casos de fractura de cadera y, de acuerdo con las proyecciones de dicho estudio, en 2050, cuando en nuestro país habrá una población de 55 millones de mexicanos con 50 años de edad o más, y la esperanza de vida será de 82 años, esta cantidad se incrementará a más de 110 mil", comenta la especialista de la Facultad de Medicina de la UNAM.
COSTOS MILLONARIOS Si no se hace algo efectivo para frenar la osteoporosis, este mal rebasará el sistema de salud, como sucedió con la obesidad y la diabetes.
"Todas las camas ortopédicas del país podrían quedar ocupadas con gente con fracturas", advierte Clark.
De acuerdo con la especialista de la Universidad Nacional, en 2006 se gastaron, única y exclusivamente por el evento agudo de cadera, más de 97 millones de dólares, cantidad similar a la que se gasta anualmente en la compra de insulina para los insulinodependientes en nuestro país.
Si a esta cantidad se agregara el costo por fracturas de vértebras y antebrazo, así como los costos indirectos de todas (representan la pérdida de productividad de los pacientes), el gasto estimado se quintuplicaría.
En 2025, los costos directos anuales por fracturas podrían aumentar hasta 446 millones de dólares; y en 2050, hasta 4 mil 88 millones, de acuerdo con los cálculos de Patricia Clark.
DETERIORO EN LA CALIDAD DE VIDA Obviamente, las fracturas, sobre todo las de cadera, no sólo cuestan mucho al sistema de salud, sino también a quienes las sufren en carne propia, pues causan deterioro absoluto en su calidad de vida y derivan en alta mortalidad.
En adultos mayores, de 12% a 20% muere en el primer año después de una fractura, no por ésta sino por las consecuencias que la misma acarrea.
De los restantes adultos mayores que no fallecen, 30% queda con invalidez permanente, 40% con dificultades para caminar y 80% con alguna dificultad para realizar sus actividades cotidianas (invalidez parcial).
"Además, una fractura es, per se, un importantísimo factor de riesgo para sufrir una segunda. Las personas con una primera fractura en vértebras tienen una alta probabilidad de padecer otra similar, e incluso una de cadera, durante el primer o segundo año después de aquélla", apunta la especialista.
NI SE VE NI DUELE La tragedia de la osteoporosis es que ni se ve ni duele. Nadie siente que se le sale el calcio de los huesos. De pronto, la persona sufre una fractura osteoporótica, igual que alguien con hipertensión arterial tiene un derrame cerebral.
Por si esto fuera poco, una de las tres fracturas osteoporóticas más frecuentes, la de vértebra (las otras son la de antebrazo y la de cadera), generalmente no se diagnostica.
"Un dato indirecto es la reducción de talla: conforme uno envejece, se hace más chiquito, y esto probablemente está relacionado con las fracturas de vértebra", señala Patricia Clark.
Y en atención primaria de los servicios de salud, muchas veces una fractura se diagnostica equivocadamente y se confunde con un dolor reumático o con una simple torcedura.
Por otro lado, no siempre se cuenta con el equipamiento necesario para llevar a cabo estudios de densitometría ósea, los cuales permiten determinar la cantidad de sales de hidroxiapatita (fosfato de calcio cristalino) que hay en nuestros huesos y así hacer un diagnóstico temprano de la osteoporosis.
Según el estudio de Patricia Clark ya mencionado, únicamente 25% de las instituciones de salud gubernamentales cuenta con equipos de densitometría DXA o Absorciometría de Rayos X de Energía Dual.
"En México operan 400 equipos de densitometría DXA, pero 85% de ellos está en hospitales privados, donde se atiende a una pequeña parte de la población. La relación sería de 20 equipos de densitometría DXA por un millón de personas mayores de 50 años, lo cual resulta notablemente insuficiente", indica la especialista puma.
HERRAMIENTA EPIDEMIOLÓGICA Afortunadamente, con la colaboración de un grupo interinstitucional coordinado por Clark, ya se tiene calibrada, con datos de México, una herramienta epidemiológica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamada FRAX o Algoritmo de Riesgo Absoluto de Fractura, que permite calcular, con base en factores de riesgo, el riesgo absoluto de cada individuo de tener una fractura de cadera, vértebra, antebrazo o de otro tipo después de cumplir los 40 años de edad.
"Con FRAX, ya disponible en la página web de la OMS, es posible hacer también prevención primaria, es decir, detectar a los sujetos con osteoporosis cuando todavía no han sufrido una fractura", añade Patricia Clark.
PROGRAMAS DE PREVENCIÓN En comparación con otros países, México está en un rango de tasas intermedias de fracturas. Sin embargo, considerando que el nuestro es un país donde la población tiende a crecer y donde la esperanza de vida ha aumentado, aquí ya se dan suficientes fracturas para alertarnos y adoptar, cuanto antes, medidas preventivas. "Si no lo hacemos, podríamos tener una epidemia de fracturas dentro de 20 años", advierte.
¿Qué se puede hacer? Clark recomienda invertir en programas de prevención para mantener todos nuestros huesos sanos.
"Si se invierte ahora en prevenir factores de riesgo, habrá menos costos y los adultos mayores tendrán huesos fuertes y una mejor calidad de vida."
Además, los programas de prevención para mantener los huesos sanos sirven igualmente para combatir el desarrollo de la diabetes, la obesidad y de otras enfermedades cronicodegenerativas que ya representan una terrible amenaza social.
"Ojalá que los políticos y las autoridades sanitarias tomen conciencia del enorme impacto que tienen -y tendrán en el futuro próximo- las fracturas osteoporóticas, y utilicen la información contenida en estudios epidemiológicos realizados en el país sobre osteoporosis para generar lo antes posible programas de prevención y así evitar una epidemia de fracturas o limitar su impacto económico en el sistema de salud", dice la especialista de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Con el más alto consumo per cápita de refrescos
Según un punto de acuerdo turnado a las Comisiones Unidas de Salud y Educación de la Cámara de Diputados, México ya es el país con el más alto consumo per cápita de refrescos: 160 litros al año. Como consecuencia de esto, la ingestión de leche en nuestro país ha sido desplazada por la de bebidas gaseosas. Los niños mexicanos toman, en promedio, 1.7 vasos de leche al día, cuando deberían ingerir uno en la mañana y otro en la noche, además de dos raciones más de otros lácteos, como queso o yogurt.
Por norma oficial, la leche y los productos dietéticos son fortificados con vitamina D, la cual se encarga de regular el paso del calcio a los huesos. Así, otro factor que propicia el debilitamiento de éstos es la falta de vitamina D.
Medidas para evitar caídas en casa
En adultos mayores, las caídas son el factor de mayor riesgo para sufrir fracturas. Por eso es conveniente que estas personas adopten ciertas medidas en casa, como no poner tapetes, tener guías de luz para transitar por la noche y quitar los objetos que obstaculicen las áreas de paso.
También es recomendable que hagan alguna actividad física para mantener la fuerza muscular, el balance y la coordinación, que estén bien nutridos y tomen puntualmente sus medicamentos.
Una pérdida que se empareja a los 70 años
Entre los primeros años de vida y los 25 se forma la masa ósea pico del esqueleto; entre los 25 y los 50, ésta se mantiene. A partir de los 50, con la menopausia, la mujer pierde aceleradamente masa ósea por la falta de estrógenos. Una década después, el hombre comienza a perder hueso.
Ambos se emparejan en esta pérdida luego de cumplir los 70 años de edad.